A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

La vacuna

"La tontería más tonta, y en la que se refocilan millones, es la de quienes rechazan con furor cualquier subida de impuestos a los ricos. Hablo de los ricos, no de usted, querido o querida oyente, que, en términos cósmicos, es un o una pelagatos"

La píldora de Enric González | La vacuna

Madrid

Disculpen que este mensaje parezca llegar de ultratumba. Resulta que un covid traicionero lleva días dándome muy mala vida. Nada más allá de mucha fiebre, mucha tos y mucho cansancio, pero preferiría habérmelo ahorrado. Sé que buena parte de la culpa es mía: no renové la vacunación. Y el virus ha encontrado la puerta abierta y ha montado una verbena popular en mi cuerpo.

Todos hacemos tonterías, grandes o pequeñas. Lo preocupante es obstinarse en ellas.

La tontería más tonta, y en la que se refocilan millones, es la de quienes rechazan con furor cualquier subida de impuestos a los ricos. Hablo de los ricos, no de usted, querido o querida oyente, que, en términos cósmicos, es un o una pelagatos. Es que si subimos los impuestos a los ricos, dicen, se irán de España.

¿Saben qué pasa? Que los ricos necesitan hacer algo con el dinero que les sobra. Y tampoco hay tantísimas opciones de inversión. Lo más frecuente, entonces, es meter el dinero en ladrillos. O bien masivamente, a través de un fondo de inversión especulativo, o bien por lo individual. El resultado es siempre el mismo: suben los precios hasta niveles que usted, si además de pelagatos es joven, nunca podrá pagar.

Supongo que quien se niega a admitir algo tan evidente, y sigue empecinado en que los impuestos son peor que el pecado, sufre algo parecido a una enfermedad. Y contra ese mal, por desgracia, no hay vacuna.

En cuanto a mí, me comprometo a ponerme el primero en la cola de las vacunas para la próxima temporada. Incluso si quien me inyecta es el mismísimo Bill Gates, y me asegura que el microchip no me va a molestar nada. Digo lo del microchip por pura empatía hacia los conspiranoicos, que con algo han de entretenerse, pobrecillos. La aversión a los impuestos puede curarse. La estupidez, en cambio, tiene muy mal arreglo.

Me llamo Enric González. Les deseo un feliz y saludable día.