"La migración es un negocio para los grandes gobiernos": el nuevo punto caliente de la ruta migratoria, el Paso Canoas
Hasta 90 nacionalidades distintas coinciden en el Paso Canoas, en la frontera sur de Costa Rica con Panamá, en lo que se ha convertido en un nuevo punto caliente de la migración hacia Estados Unidos
"La migración es un negocio para los grandes gobiernos": el nuevo punto caliente de la ruta migratoria, el Paso Canoas
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Madrid
Centroamérica se ha convertido en el mayor corredor migratorio del mundo. A las caravanas de México, o las dificultades en la frontera de Guatemala, se suma ahora el Paso Canoas, al sur de Costa Rica, en las lindes con Panamá. Hasta 90 nacionalidades convergen en este punto en su ruta hacia Estados Unidos, en busca de una mejor vida, pero con el horizonte lleno de dificultades. En algunos casos les puede costar la vida.
A Venezuela, Haití, Ecuador o Colombia, se suman personas de origen chino, de la India o Afganistán. "Hay más dificultades para el ingreso a Europa por las medidas más restrictivas y fuertes. La gente apuesta por un recorrido continental y atraviesan la selva del Darién", cuenta Roy Arias, coordinador de fronteras del servicio jesuita al migrante de Costa Rica. Al Paso Canoas llegan diariamente más de 20 autobuses con personas migrantes que provienen de Panamá.
"Todas las que hemos escuchado han sido toqueteadas, incluso en sus partes íntimas. Ingresan las manos por la vagina para ver si tienen dinero dentro de sus partes íntimas. En todos los tramos que hay, que son como cinco, se topan con suerte con tres grupos y les agarran. Si no, a veces pasan por los cinco", relata Daiana, acerca de cómo las mujeres tienen que pasar por grupos de hombres que las paran y las cachean a fondo. La violencia sexual, las agresiones y los robos están a la orden del día en estos tramos de la ruta migratoria.
La policía, los cárteles de la droga o grupos de bandoleros se extienden por toda la selva. Hasta medio millón de personas cruzaron el año pasado por la frontera sur, en muchos casos sorteando o viviendo en sus propias carnes la extorsión. "Tememos que haya una generación resentida, obligada a salir de su país, abandonado todo lo que amaban. No es un duelo por una persona, sino por una vida que tenían y que de pronto se vio truncado", cuenta Luci.
Otra gente decide quedarse y pedir el estatus de asilo. Con 67 años, Marta no puede recorrer grandes distancias. "La salud se deteriora y el trabajo se te dificulta porque los negocios quieren gente joven, no vieja", dice. En esta zona es fundamental la red altruista de gente que informa, asesora y asiste en los casos más complicados. "La migración es un negocio para los intereses de los grandes gobiernos. Es incluso una forma de exterminación contra la clase más empobrecida", reflexiona una antigua docente.