"No hables de política": la reflexión de Najat El Hachmi sobre la legitimidad de los futbolistas para expresar su opinión

Se diría que los futbolistas viven en un mundo paralelo en el que tienen que ser ajenos a lo que pasa a su alrededor. El dinero, nos dicen, tiene que ser neutro, así que si quieres ganarlo, cállate tus opiniones políticas y no polemices.

Qué fácil es para quien, desde lejos, no entiende la profunda amenaza existencial que supone la extrema derecha para ciudadanos franceses como Mbappé. ¿Quién se puede permitir el lujo de no hablar de política como recomendaba esta semana Unai Simón? Pues precisamente ese cómodo silencio solo está al alcance de quienes no son puestos en la diana como chivos expiatorios por su origen o su color de piel.

La opinión de Simón está muy extendida, no son pocos los que creen que los jugadores solo deben hablar del deporte que practican. No entienden lo que es que un partido político ponga en entredicho tu ciudadanía, tu identidad francesa o incluso tu presencia en tu propio país. Nunca nadie va a amenazar a Simón con arrebatarle su condición de español porque estos nuevos fascistas, galos o patrios, quieren devolvernos a los tiempos en los que la sangre era más importante que el arraigo o el DNI.

¿Seguiría Simón pidiendo neutralidad si supiera que existe una formación que quiere quitarle la nacionalidad española a Lamine Yamal, por ejemplo? Por no hablar del hecho que olvidan muchos futbolistas (y sus seguidores): que una selección nacional es eso, nacional y representa un país, unos valores y una política, en esta parte del mundo la democracia. Así que la neutralidad ante el racismo, la xenofobia y el odio no existe y callar, para mucho, ni siquiera es una opción.