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Opinión

Bien está insistir, pero mejor es rematar

Una y otra vez jugábamos como nunca. Y una y otra vez nos llevábamos el codazo del Tassotti de siempre

Ignacio Peyró: "Bien está insistir, pero mejor es rematar"

Los que no somos del todo millennials aún recordamos esos tiempos en los que un partido de la Selección quizá no era una derrota segura, pero era como mínimo una épica estéril. Nuestros grandes momentos eran -con perdón- nuestras grandes cagadas: esos fallos de Arconada en el 84 o de Cardeñosa en el 78, que fueron tan inverosímiles como milagros a la inversa.

Normal que nos acercáramos a un partido de la Selección con las mismas aprensiones que cuando el dentista nos dice: “esto puede molestar”. Una y otra vez jugábamos como nunca. Y una y otra vez nos llevábamos el codazo del Tassotti de siempre. ¿Y nuestros éxitos? Nuestros éxitos se remontaban a un gol de Marcelino en la época en que los españoles todavía se llamaban Marcelino. O una tunda a Malta que celebramos como si el Principado de Mónaco hubiese conquistado los Estados Unidos de América.

Hace quince o veinte años que todo cambió y desde entonces tenemos un equipo que -a veces más, a veces menos- juega hermoso y gana bien. Un equipo competitivo, como dirían esos entrenadores que parecen filósofos. Ayer ganamos a Italia con solvencia, con alegría y -seguramente- también con un exceso de indulgencia. Es una cautela para próximos partidos. Porque la vida y el fútbol se parecen y en ambos es bueno insistir, pero es necesario rematar.