"Se atrevieron a interpretar lo que era sufrimiento para mi madre": familiares afectados hablan sobre el desconocimiento de la ley de eutanasia en centros médicos
La asociación Derecho a Morir Dignamente lucha por cambios el procedimiento de solicitud de ayuda para morir: menos burocracia, una mejor formación y más humanidad son las mejoras que reivindican
Visión semanal informativa | Desconocimiento y lentitud burocrática alrededor de la ley de eutanasia
Madrid
Cuando el padre de Gina Montaner falleció el 29 de junio de 2023, su párkinson, que había avanzado rápidamente, era ya muy severo. Carlos Montaner era periodista residente en el extranjero, pero decidió volver a España al conocer su diagnóstico de parálisis supranuclear progresiva, una tipología de párkinson atípica que agravaba la enfermedad con la que llevaba conviviendo seis años. Sabía que la ley de eutanasia había sido aprobada e intuía que le sería posible, por tanto, obtener ayuda para morir. "Me dijo 'quiero volver, quiero acogerme a la ley'", cuenta su hija, también periodista, Gina.
La asociación Derecho a Morir Dignamente critica la, en su opinión, excesiva duración del procedimiento de ayuda para morir: los datos de la entidad hablan de una media de setenta y cinco días, cuando lo adecuado, dicen, sería cercano a treinta y cinco. La lentitud en los trámites la achacan, en gran parte, a la poca formación que recibe el personal de centros médicos sobre la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE).
La voluntad de morir todavía con autonomía
Gina Montaner recuerda el debate que su padre, lúcido hasta su último día, mantuvo con el médico encargado de evaluar su solicitud, que inició en marzo de 2023. El primero de los profesionales con los que trataron no la autorizó, pues consideraba que no estaba en "contexto eutanásico" —generalmente asociado, cuenta, con unos cuidados paliativos, y no con la independencia que todavía mostraba su padre—. "Mi padre quería morir con autonomía", cuenta Gina, y así se lo hizo saber a la comisión ética puesta a su disposición. Si bien esta les dio la razón, la aprobación hizo reiniciar el proceso y prolongar, hasta el 21 de junio, la "luz verde" que permitiría a su padre morir.
El caso de Carmen, hija de Joaquina, es similar. Carmen enfatiza la "valentía" de su madre, en 2015, cuando la tramitación de la LORE en España era todavía lejana, quiso que en su documento de voluntades anticipadas (conocido como testamento vital en ciertas comunidades autónomas) recogiese su deseo a morir si se alcanzaban determinadas circunstancias clínicas o médicas. "Joaquina, yo no puedo poner la palabra 'eutanasia', eso no es algo legal en este país" fue la respuesta del notario, a lo que Joaquina respondió diciendo que, entonces, explicaría su definición. Si algún día se aprobaba una ley al respecto, entenderían a qué se refería. "Ella no quería tener una vida biológica: quería tener una vida biográfica", explica su hija.
"Nadie, absolutamente nadie, tenía tipo alguno de formación o información sobre esta ley"
Carmen recuerda con indignación las evaluaciones que hicieron los profesionales del caso de su madre. "Nadie, absolutamente nadie, tenía tipo alguno de formación o información sobre esta ley", dice sobre el escenario que encontró en su centro médico. El médico le preguntó dos cuestiones: si estaba bien y si le dolía. "Eran contestaciones completamente arbitrarias, de una persona con un alzhéimer brutal", cuenta sobre las respuestas que alcanzaba a dar su madre. El médico, que aseguró que "tenía que consultar su conciencia con la almohada", determinó que la solicitud debía ser denegada porque consideraba que Joaquina no sufría. "Este señor se atrevió a interpretar lo que era sufrimiento para mi madre", dice Joaquina, recordando que su madre había dejado por escrito que aquella situación, para ella, era de claro sufrimiento.
Javier Velasco, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente, comparte que esto no son casos particulares: "Son muchos los profesionales que desconocen absolutamente la ley". "Queda mucho por hacer" es la reflexión en la que coinciden todos, reconociendo que, si bien tener una ley es ya un avance, su implementación no es óptima. "Que no se desanimen, que no se dejen enterrar por la burocracia, por el maltrato institucional y que perseveren" es el mensaje que Carmen quiere transmitir a las familias que se encuentren en circunstancias así. La perseverancia, recuerda, es también la que permitió que se aprobase esta ley.