Por qué el acuerdo es una buena noticia y no una "gran coalición" ni una "traición": Aimar Bretos explica las claves del pacto entre PSOE y PP para el Poder Judicial
Es un acuerdo entre los dos principales partidos en un asunto medular. Habíamos llegado a un punto en que esto parecía impracticable, inalcanzable. Y alivia comprobar que no es así
Madrid
Hay dos perspectivas desde las que se puede analizar el acuerdo de hoy entre PSOE y PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial. La primera, la de la estrategia política. Estratégicamente, con lo de hoy Pedro Sánchez se garantiza que la derecha ya no va a poder seguir reprochándole lo de "es el presidente que quiere construir un muro y no cuenta con la mitad de este país” Eso queda obsoleto como argumento con este acuerdo.
Por qué el acuerdo es una buena noticia y no una "gran coalición" ni una "traición": Aimar Bretos explica las claves del pacto entre PSOE y PP para el Poder Judicial
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Y también desde la perspectiva de la estrategia política, Alberto Núñez Feijóo gana la imagen de un líder del PP de verdad, que de verdad manda en lo que decide el PP, que tiene capacidad de imponer su criterio ante las presiones de sus sectores más duros. Un Feijóo autónomo respecto a Aznares, Ayusos y titulares de determinadas portadas de periódico.
Pero analizar el acuerdo de hoy solo desde la perspectiva de la estrategia política, del quién gana qué, es hacer una lectura muy pequeñita.
El acuerdo de hoy es noticia, y una gran noticia, porque se acaba la anomalía grave de que los dos principales partidos españoles fueran incapaces de ponerse de acuerdo en cuestiones sustanciales.
Con el acuerdo de hoy, se recupera el diálogo y la negociación entre los dos partidos políticos, que representan a más de dos tercios del electorado en España y son capaces de ponerse de acuerdo para parir cosas interesantes, además.
Porque la lista de los 20 vocales que han propuesto es una buena lista. Porque se va a desbloquear la situación insostenible que estaban viviendo el Tribunal Supremo y los tribunales superiores de toda España. Con jueces que se habían jubilado, se habían retirado o habían muerto y nadie sustituía. Eso se va a solventar. Además, los nuevos nombramientos que haga el consejo serán más objetivos. Se va a crear una comisión de calificación de los candidatos para garantizar que el Consejo General del Poder Judicial hace nombramientos basados en méritos y no en otros factores.
Había una cuestión que era importante para el PP, porque llevaban años diciendo: "No, los jueces tienen que poder elegir a los jueces". El PP necesitaba conseguir algo que se pareciera a esto para justificar ante los suyos el acuerdo de hoy. Y finalmente, han pactado que, cuando se renueve el consejo, con la ley actual, sus 20 nuevos miembros tendrán seis meses para estudiar qué se está haciendo en el resto de Europa y, a partir de ahí, plantear una propuesta conjunta para ver si se puede mejorar el sistema de elección de futuros consejos.
Esto básicamente es la pista de aterrizaje que necesitaba el PP y que necesitaba Feijóo y es una buena solución intermedia. Todo lo que sea explorar mejoras, e impulsarlas por consenso, pues mejor será para todos.
Hay otros puntos importantes en este acuerdo. Por ejemplo, los jueces que se hayan metido en política no podrán tener una vuelta exprés a la Justicia. Tendrán que pasar dos años sin dictar sentencia.
Y en el caso de los fiscales, esto no está mal, no habrá más casos "Dolores Delgado". Para que alguien que esté en política pueda convertirse en Fiscal General del Estado, tendrá que pasar por lo menos cinco años de barbecho. Cinco años fuera de la política. El PSOE se autoenmienda así, aunque sea en diferido, por la decisión indefendible que tomó en 2020, cuando Delgado pasó del ministerio a la Fiscalía General del Estado en una misma maniobra, sin solución de continuidad.
Bueno, estas son algunas de las mejoras que han pactado hoy PSOE y PP. En las próximas horas escucharemos las críticas, legítimas, las enmiendas y reproches de todos los que no han estado en la negociación. Pero lo de hoy no es, ni de lejos, "el inicio de una gran coalición", ni una "traición" ni otras sobreactuaciones que estamos escuchando de un lado y de otro.
Es un acuerdo importante entre los dos principales partidos en un asunto medular. Habíamos llegado a un punto en que esto parecía impracticable, inalcanzable. Y alivia comprobar que no es así.