El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ya es un ciudadano libre. Assange ha aceptado su culpabilidad ante la justicia estadounidense tras llegar a un acuerdo para evitar la extradición. Estados Unidos acepta que los cinco años que ha pasado en prisión en Reino Unido sirven como sentencia sustitutoria. Su abogado ha dicho que ha sufrido mucho en su lucha por la libertad de expresión y por la prensa libre. El activista está ha aterrizado en Canberra, Australia, su país natal, 14 años después del periplo político-judicial que ha vivido. Al bajarse del avión ha saludado y agradecido a algunos seguidores que estaban allí para recibirle y se ha reencontrado con su mujer, Stella Assange, a la que le ha dado un largo beso. Su mujer, Stella Assange, ha comparecido en rueda de prensa en Canberra junto a su equipo legal. «Él quería estar aquí, pero necesita tiempo», ha explicado ante los periodistas visiblemente emocionada. «Necesita tiempo para recuperarse, para acostumbrarse de nuevo a su libertad. Os pido que le deis tiempo para que vuelva a redescubrir la libertad», ha dicho. «Todo esto ha puesto en una situación complicada a EEUU. Esto nunca tendría que haber sucedido, no tendría que haber pasado ni un día en la cárcel». El equipo equipo legal ha contado que las negociaciones han sido complicadas y que hubo momentos en los que estaban a punto de no llegar a ningún tipo de acuerdo. Tras quedar oficialmente en libertad, Assange apreció brevemente ante las decenas de cámaras de televisión que le aguardaban fuera del tribunal federal de Saipán, capital de las Islas Marianas del Norte. Saludó brevemente con la mano a los periodistas antes de subir a un vehículo, sin realizar declaraciones. Dentro de la corte, Assange se declaró culpable de un único cargo penal por conspiración para obtener y divulgar documentos clasificados de Estados Unidos y, a cambio, la jueza Ramona Villagomez Manglona dictó una sentencia que le ha permitido regresar a Australia «como un hombre libre». «Con esta decisión, parece que podrá salir de esta sala en libertad. Espero que esto contribuya a restaurar algo de paz», comentó la magistrada al pronunciar el fallo, mostrando gestos de cortesía hacia Assange, incluso deseándole un «feliz cumpleaños por adelantado» debido a que cumplirá 53 años el próximo 3 de julio. La jueza aceptó los términos pactados entre el Departamento de Justicia y la defensa de Assange, condenándole a 62 meses de cárcel, pero otorgándole crédito por el tiempo ya cumplido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh (Reino Unido), lo que resultó en su puesta en libertad de manera oficial. Al dictar la sentencia, la jueza dijo haber considerado, entre otros factores, el periodo de encarcelamiento de la exsoldado Chelsea Manning, principal fuente de Assange en la filtración de WikiLeaks, quien estuvo en prisión entre 2010 y 2017, cuando su condena fue conmutada por el entonces presidente Barack Obama. El delito del que se declaró culpable Assange, por conspirar para obtener y divulgar documentos clasificados de EEUU, conlleva una pena máxima de 10 años de prisión y una multa de hasta 250.000 dólares, pero gracias al acuerdo evitará más tiempo entre rejas. Durante la audiencia, Assange mantuvo un semblante serio, aunque pareció emocionarse ligeramente cuando la jueza dijo al dictar sentencia: «Parece que este caso termina conmigo aquí en Saipán», según recoge el diario británico The Guardian. Assange, sin embargo, también protagonizó varios actos de rebeldía que reavivaron la tensión entre la libertad de prensa y la seguridad nacional, aspectos centrales del caso. En dos ocasiones, cuando la jueza le preguntó cómo se declaraba ante los cargos imputados, el australiano respondió: «Culpable de la información», una declaración inusual para estos procedimientos, según informan The Guardian y The Sydney Morning Herald. Además, el fundador de WikiLeaks defendió su labor periodística, argumentando que debería estar amparado por la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense que protege la libertad de prensa y que, a su juicio, se contradice con la Ley de Espionaje de 1917, por la cual fue condenado. Tras la vista, sus abogados ofrecieron una breve rueda de prensa a las puertas del tribunal y su letrada, Jennifer Robinson, afirmó que este tipo de procedimientos «establecen un peligroso precedente» que debería «preocupar a periodistas en todas partes». La vista se celebró sin cámaras de televisión en una sala del tribunal federal de EEUU ubicado en la isla de Saipán, capital de las Islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense en el océano Pacífico. La defensa del australiano solicitó celebrar la vista en este lugar por su proximidad con Australia y porque Assange no deseaba viajar al territorio continental de Estados Unidos. Este episodio pone fin a una saga de 14 años que comenzó en 2010 con la mayor filtración de documentos clasificados de la historia de Estados Unidos, cuestionando el papel de Washington en el mundo al revelar ataques a civiles en Irak y en Afganistán, así como el maltrato de presos en Guantánamo, entre otros asuntos. Tras la filtración, Suecia emitió una orden de arresto por cargos de abuso sexual, que posteriormente fueron retirados. Assange se refugió en 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, hasta que en 2019 fue arrestado por autoridades británicas, pasando los últimos cinco años en una cárcel de alta seguridad. Finalmente, alrededor de las 12:10 hora local del miércoles (2:10 GMT), el avión de Assange puso rumbo a Australia, donde tiene previsto dar una rueda de prensa y reunirse con su esposa, Stella, y sus dos hijos. Como curiosidad, la aeronave privada en la que viaja alcanzó notoriedad mundial por transportar a Taylor Swift desde Tokio a Estados Unidos para la Super Bowl en febrero.