El sumiller de 'El Bulli' es tajante sobre lo de poner "notas" a los vinos
David Seijas, que cayó en el alcoholismo y consiguió salir sin dejar su profesión, tiene claro para qué sirven este tipo de clasificaciones
El sumiller de 'El Bulli' es tajante sobre lo de poner "notas" a los vinos.
Madrid
'Confesiones de un sommelier' es el libro en el que David Seijas, que fue sumiller del conocido restaurante 'El Bulli', narra su adicción al alcohol y cómo ha podido compaginarla con su profesión. El que fuera encargado de los vinos y licores del célebre restaurante lleva siete años sobrio y ha creado una empresa llamada Gallina de Piel Wines en la que elaboran un vino sin alcohol.
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El libro forma parte de su terapia y le ha ayudado a sentirse mejor después de su adicción, un problema que le ha dejado "vacío, sin saber muy bien quién es", ha reconocido en 'La Ventana'. Seijas siempre ha estado vinculado al mundo de la hostelería. Su primera experiencia en el sector fue en el bar que abrieron sus padres cuando tan solo tenía 3 años, La Perla, donde ya era "un mini sumiller".
Toda esta experiencia en el sector de la cata de vinos y bebidas alcohólicas ha despertado la curiosad en el programa de las tardes de la Cadena SER, donde le han preguntado sobre su punto de vista acerca de diferentes temas relacionados con las bebidas de alta graduación alcohólica, en especial sobre una famosa corriente promulgada por el crítico de vino estadounidense Robert Parker, considerado uno de los más influyentes del mundo.
Parker es uno de los impulsores de una corriente que puntúa los vinos numéricamente para hacer una especie de clasificación, algo que no comparte del todo el sumiller, aunque le parece una costumbre para facilitar el conocimiento del consumidor medio. "Lo de poner números funciona muy bien para el cerebro y los seres humanos porque te están diciendo que, sobre 100, por ejemplo, 98 te da una idea de que algo es muy bueno", reflexiona Seijas.
Dicho esto, cree el sumiller que es una cosa tan subjetiva que no hay que darle demasiado valor. "Puede haber una lista de cualquiera de nosotros, y no pasa nada, porque es un gusto", remarca, explicando que estas clasificaciones "ayudan", pero no son capaces de medir objetivamente los vinos. Seijas lanza una comparación a la mesa de 'La Ventana': "Aquí no podemos saber quién es el más guapo, podemos saber quién es el más alto". Una idea que Francino entiende rápido sentenciando que "es subjetivo". "Funciona sobre todo para un público que ayuda a poner en valor, pero luego es un gusto personal totalmente", concluye el sumiller.