La revolucionaria propuesta del G20: que las 3.000 personas más ricas del planeta paguen un impuesto
El debate ideológico está ya sobre la mesa y se estudiará en profundidad en julio
Madrid
El debate que ha planteado el G20 es apasionante. Propone un impuesto coordinado entre ese grupo de países que cobre un mínimo del 2% de esa riqueza anualmente. Afectaría a todos aquellos que tienen, al menos, 1.000 millones de patrimonio sea inmobiliario, acciones. No hablamos de ricos. Estamos hablando de las 3.000 personas más ricas del planeta que, actualmente pagan un 0,3% en impuestos.
El estudio que ha encargado Brasil —quien ostenta la presidencia del G20— pretende recaudar unos 250.000 millones de dólares en total al año. Y ese impuesto coordinado se va a discutir en la reunión del próximo mes.
La propuesta contará con la oposición de esas 3.000 personas más ricas del planeta y un amplio espectro de conservadores fiscales que creen que los mil millonarios no deben pagar más. Ha generado además un debate puramente ideológico muy intenso.
Al otro lado, el autor del estudio, Gabriel Zucman, asegura que la estructura fiscal que tenemos permite que una mega fortuna pague menos impuestos que un fontanero porque un trabajador es tasado por su nómina (por su renta) mientras que los mega-millonarios no obtienen su riqueza por nóminas sino en forma de ganancias de capital o de ganancias contables que no son tasadas. El resultado es que un trabajador medio paga el 23% en impuestos mientras un mega-millonario paga un 0,3%.
Lo que está sobre la mesa del G20 es una propuesta que dice que si alguno de esos mega-millonarios ya paga un tipo efectivo por encima del 2%, no verá su presión fiscal incrementada en absoluto.
¿Hay posibilidades de que salga adelante ese impuesto?
Vamos a ser generosos y decir que parece tan "imprescindible" como "improbable" por tres motivos:
- Porque China —uno de los países con más mega-fortunas— no parece dispuesta a coordinar su política fiscal con Estados Unidos.
- Porque sería necesario compartir información transfronteriza entre los beneficiarios de ciertas compañías o estructuras, según apunta el informe.
- Porque incluso aunque Biden pueda apoyar esto, Trump no lo hará porque es uno de los posibles afectados. Si no hablamos ya de quienes tienen el poder económico sino de quien, además, ocupa el poder político, imponerse un gravamen a sí mismo no parece una expectativa realista.
El debate se discute en julio y no puede ser más pertinente y estar más caliente pero probablemente no puede estar más muerto. Con toda probabilidad no llegará vivo a agosto.