Los escribas del antiguo Egipto sufrieron desgastes graves en sus huesos
Así lo demuestra el análisis de 69 esqueletos de varones que murieron hace más de 4.000 años
Los escribas eran personas que realizaban tareas administrativas de alto rango, pero, su actividad era tan repetitiva y la realizaba en una posición sentada tan fija que sufrieron importantes daños degenerativos en sus huesos.
Así lo ha demostrado una nueva investigación realizada y que ha analizado los restos óseos de 69 varones adultos (30 de los cuales eran escribas) que fueron enterrados en la necrópolis de Abusir, en el actual Egipto, hace 4.500 años: entre el 2700 y 2180 a.C.
Los principales problemas daños que sufrieron los famosos escribas egipcios fueron el desgaste de la parte superior de su columna y la degeneración de la cadera, los hombros y el dedo pulgar de la mano derecha.
Postura complicada
Los científicos que han realizado esta investigación pionera indican que los cambios degenerativos observados en la columna y los hombros de los escribas podrían deberse “a que se sentaban durante períodos prolongados con las piernas cruzadas, con la cabeza inclinada hacia adelante, la columna flexionada y los brazos sin apoyo”, como explica Petra Brukner Havelková.
Sin embargo, los cambios en las rodillas, las caderas y los tobillos podrían indicar que los escribas podrían haber preferido sentarse con la pierna izquierda arrodillada o con las piernas cruzadas y la pierna derecha doblada con la rodilla apuntando hacia arriba (en una posición en cuclillas o agachada).
Más daños óseos
Este equipo ha identificado cambios degenerativos en las articulaciones que eran más comunes entre los escribas en comparación con los hombres con otras ocupaciones.
Estos daños estaban en las articulaciones que conectan la mandíbula inferior con el cráneo, la clavícula derecha, la parte superior del húmero derecho (donde se encuentra con el hombro), el primer hueso metacarpiano en el pulgar derecho, la parte inferior del muslo (donde se encuentra con la rodilla), y en toda la columna, pero particularmente en la parte superior.
Además, se han detectado también cambios óseos que podrían deberse al estrés físico causado por el uso repetido en el húmero y el hueso de la cadera izquierda, que eran más comunes entre los escribas que entre los hombres con otras ocupaciones.
En cambio, la degeneración de las articulaciones de la mandíbula podría haber sido el resultado de que los escribas masticaran los extremos de los tallos de los juncos para formar cabezas parecidas a cepillos con las que podían escribir, mientras que la degeneración del pulgar derecho podría haber sido causada por pellizcar repetidamente sus plumas.
Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...
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