Un difícil equilibrio, un acuerdo cocinado y el enfado de los ultraconservadores: así comienza la cumbre de los Veintisiete

Bruselas

Los líderes de los Veintisiete llegan este jueves a Bruselas con un acuerdo previo entre las tres grandes familias políticas sobre los nombres que ocuparán las tres principales instituciones comunitarias. El acuerdo se cerró el martes entre los principales negociadores populares, socialistas y liberales, rompiendo un bloqueo que no se alcanzó en la cena informal de líderes de la semana pasada.

Las tres familias, que suman mayoría en el Parlamento y cuyos asientos en el Consejo suman también mayoría, han apostado por Von der Leyen para que repita en la Comisión, por Antonio Costa para el Consejo y por la primera ministra estonia, Kaja Kallas, como próxima jefa de la diplomacia comunitaria. Los populares retiraron su exigencia de repartir el mandato del presidente del Consejo en dos, lo que facilitó la fumata blanca.

Así que los Veintisiete se sientan a la mesa con un pacto precocinado y ultimado por las tres grandes familias, representadas en los seis negociadores. Es decir, un pacto alcanzado ya entre seis de los 27 asientos del Consejo Europeo. Existen reglas no escritas que explican el funcionamiento de este sistema de elección, reglas que se basan en la tradición y que se han ido repitiendo, en mayor o menor medida, en cada una de las cumbres en las que los Veintisiete se sientan para cerrar el puzle institucional de los siguientes cinco años.

La primera tiene en cuenta el equilibrio político, es decir, atender al resultado de las elecciones al Parlamento. El segundo, el difícil equilibrio geográfico, ideológico o de género. Aquí se explica la candidatura de Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, de un partido liberal, que respondería a la cuota de los países bálticos, cuota femenina y cuota liberal.

Salen los números

El acuerdo lo han cerrado los seis negociadores que representan a 23 de los 27 asientos del Consejo. Representan además a casi 400 escaños del Parlamento. El hecho de que se haya cocinado previamente es precisamente el argumento al que se aferran Orban o Giorgia Meloni, que cuestionan su legitimidad y podrán poner trabas a que se apruebe ese paquete, pero no podrán bloquearlo. Porque los nombramientos se aprueban por mayoría cualificada reforzada.. Esto significa que se necesita el apoyo en la práctica de 20 de los 27 estados y esos apoyos ya están amarrados.

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Fuentes diplomáticas cuentan que el presidente del Consejo, Charles Michel, tiene la voluntad de que se apruebe por consenso, lo que se antoja difícil por el enfado de Meloni, que podría echar un pulso y exigir una vicepresidencia con responsabilidad económica a cambio de no torpedear las negociaciones, y ahí Von der Layen tendría que hacer equilibrismos, porque un gesto a la derecha alejaría a los verdes de la ecuación, que están dispuestos a apoyar su ratificación en el Parlamento. Del resto de países digamos que no han participado en el acuerdo: República Checa estaría ahora a favor de apoyar ese paquete y Eslovaquia se lo estaría pensando.

Sánchez delega el voto

En la cumbre se debatirá también la agenda estratégica de los próximos cinco años y en la que se espera la visita de Zelenski, especialmente simbólica porque acaban de iniciarse el proceso de adhesión a la UE.

Recordemos que Pedro Sánchez no asiste y delega su voz y voto en el canciller alemán, algo sobre lo que ya hay precedentes. España lo ha hecho en otras ocasiones con Portugal. Y sobre el perfil de los candidatos, nos cuentan que España ha pedido a la previsible nueva alta representante, la estonia Kaya Kallas, que recuerde que la amenaza rusa se extiende mucho más allá de Ucrania y que debería tener en cuenta el Sahel, donde España tiene un alto interés geopolítico.