Francia, ante el triunfo inédito de la ultraderecha o una victoria pírrica de un Macron amarrado a la izquierda
Casi 50 millones de franceses están llamados a las urnas este domingo para votar en la primera vuelta de las legislativas, que pueden despejar el camino de Agrupación Nacional hacia el Gobierno
Madrid
Francia acude a las urnas este domingo para celebrar la primera vuelta de las elecciones legislativas después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, decidiera adelantarlas tras la debacle de su partido en los comicios europeos. El 9 de junio, la extrema derecha logró una victoria histórica en Europa y provocó un gran terremoto político en el país. No solo no tocaba hasta 2027 renovar la Asamblea Nacional, sino que el Gobierno puede cambiar de signo, consolidando el poder de la ultraderecha. El candidato de Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, Jordan Bardella, se perfila como el posible primer ministro tras la segunda vuelta electoral, que se celebrará el domingo 7 de julio.
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Más de 49,5 millones de personas están llamados a las urnas para elegir a los 577 diputados de las circunscripciones uninominales que reúnen en principio 125.000 electores de media. Al acabar la primera vuelta, habrán obtenido su escaño los candidatos que consigan más del 50% de los votos emitidos en su circunscripción, siempre que esto represente al menos el 25% de los electores inscritos en el censo.
Si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta, se verán en las urnas en la segunda vuelta del domingo siguiente los que hayan obtenido en primera vuelta al menos el 12,5% de los sufragios. En la segunda vuelta, conseguirá el asiento quien tenga más votos y los demás no entran en la Asamblea. Por ello, es frecuente que aunque un candidato se clasifique en la primera vuelta, se retire en la segunda si tiene pocas posibilidades de lograr el escaño, para evitar que otro candidato pueda obtener el asiento.
¿Qué posibles escenarios hay?
Macron es consciente de que su partido está debilitado y las encuestas vaticinan que puede perder hasta 140 asientos en el Parlamento. De confirmarse el batacazo, Francia estaría abocada a la temida cohabitación. Esto ocurre cuando el presidente de la República y el jefe del Ejecutivo son de partidos políticos diferentes. A lo largo de la historia más reciente de la democracia en Francia, el país se ha visto abocado tres veces a la convivencia política, las últimas veces en 1997 y 2002. No obstante, Macron no tiene intención de dimitir si esto ocurriera y aceptaría una convivencia con el Gobierno conformado a partir de la mayoría parlamentaria.
Los partidos se han organizado en tres grandes coaliciones para concurrir a la cita electoral. La estrategia de Macron con el bloque liderado por su partido, Renacimiento, que integra a MoDem y Horizontes, es aunar el voto de centro y evitar la polarización con la ultraderecha de Agrupación Nacional o el Nuevo Frente Nacional, que incluye a la Francia Insumisa, el Partido Socialista, Europa Ecología-Los Verdes y el Partido Comunista. La gran esperanza del presidente es convencer a los socialistas y la izquierda moderada para poder aferrarse al Gobierno y mantener a Gabriel Attal como primer ministro, haciendo un cordón sanitario a la extrema derecha.
Por su parte, Bardella aspira a ser primer ministro, pero aseguró que solo ocuparía el cargo si consiguen mayoría absoluta. Las encuestan sitúan a Agrupación Nacional cerca de la mayoría absoluta con el 36% de intención de voto, y gracias a Los Republicanos, que se han unido al bloque de la extrema derecha, podrían tener la llave de Gobierno. Ambos partidos han acordado no anularse en decenas de circunscripciones y el líder conservador Éric Ciotti tiene en su mano ser ministro en un potencial Gobierno de Bardella, aunque esto le haya costado un cisma con su partido.
En el Nuevo Frente Nacional también hay desavenencias, pues mientras el líder socialista Olivier Faure podría apoyar la reelección de Attal, Mélenchon, de Francia Insumisa, pugna por pasar el testigo a figuras jóvenes. No obstante, los partidos de la coalición de izquierdas ya han anticipado que en la segunda vuelta pedirán el voto para el candidato que tenga más posibilidades de impedir la elección de los designados por la Agrupación Nacional.
Un Gobierno atado de pies y manos
Aunque el presidente de la República es quien nombra al primer ministro que luego forma su Gobierno, la composición de la Asamblea Nacional que salga de estos comicios limitará mucho su margen de maniobra. Si como anticipan los sondeos, Macron deja de tener mayoría en el Parlamento, tendrá que nombrar a un primer ministro que pueda obtener el respaldo de la Asamblea Nacional, ya que el Gobierno responde ante la cámara de diputados. Es decir, que para que salgan adelante los proyectos del Ejecutivo necesitan el voto mayoritario de los diputados, que además pueden tumbar al Gobierno con una moción de censura no constructiva, sin constituir un gabinete alternativo con respaldo de la cámara.
En este sentido, si no hay mayoría absoluta para ninguno de los tres grandes bloques, entrarían en una etapa de cohabitación don Gobiernos de diferente color político, que podría llevar a un bloqueo político. Un escenario de parálisis propicio a una nueva convocatoria electoral en un año, a menos que el jefe del Ejecutivo fuera una persona independiente de consenso, algo inédito hasta ahora en Francia.
La polarización complica la posibilidad de un Gobierno tecnócrata, mientras que el Elíseo ha aclarado que Macron no contempla recurrir al artículo 16 de la Constitución y concederse poderes excepcionales para evitar el vacío de poder, un botón nuclear que solo se ha pulsado una vez durante la V República, en el año 1961 como respuesta al golpe en Argel. Aunque este domingo se dibujará el mapa político en Francia, será la noche del 7 de julio cuando se despejen todas las incógnitas. O no.
Sandra Fernández Pérez
Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense...