La cohabitación: la situación política que se puede dar en Francia más de dos décadas después
Este escenario se produce cuando el Presidente de la República es de un partido, pero la mayoría en el Parlamento la ostenta otro, lo que provoca que el Jefe del Estado y el primer ministro sean de formaciones distintas
La cohabitación: la situación política que se puede dar en Francia más de dos décadas después
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Madrid
La decisión de Emmanuel Macron de adelantar las elecciones legislativas en Francia después de su debacle electoral en las pasadas europeas puede llevar a un escenario político que no se veía en el país desde hace más de dos décadas, la cohabitación. Una situación política que se produce cuando el Presidente de la República es de un partido, pero la mayoría en el Parlamento la ostenta otro, lo que provoca que el Jefe del Estado y el primer ministro sean de formaciones distintas. La cohabitación solo se ha producido en tres ocasiones en la historia reciente francesa, desde que se proclamó la Quinta República en 1958.
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La primera fue en 1986, cuando François Mitterrand, de izquierdas, fue Presidente de la República durante dos años cohabitando con el conservador Jacques Chirac como primer ministro. Una fórmula que Mitterrand repetiría en 1993, también durante dos años, con otro político de derechas, Édouard Balladur, que estaba al frente del legislativo. La última cohabitación, y la más larga, se vivió en 1997 y duró hasta 2002. Esta vez, fue con Chirac como Jefe del Estado y con el socialista Lionel Jospin como primer ministro. "Cuando había cohabitación, los grandes partidos de derecha y de izquierda eran partidos del sistema que respetaban a la Constitución, la democracia, por eso no fue tan difícil. Políticos de peso, con una vida política muy larga que sabían cómo funcionaban las instituciones", explica Francis Ghilès, investigador senior en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).
La cohabitación se puede repetir, pero de distinta forma
Ahora, 22 años después, la situación se puede repetir, pero es distinta. Primero, por la persona que preside el país. "Vamos a tener a un presidente cuya popularidad ha caído totalmente, que no tiene el respeto de la mayoría del pueblo francés que considera que Macron es un arrogante", explica Ghilès. Y segundo, por el partido que lidera las encuestas para ganar estas legislativas, la Agrupación Nacional de Le Pen y Bardella. "Si hay cohabitación es con un partido de derecha dura que hace pocos años no tenía respeto por la Constitución, que hasta 2022 quería sacar a Francia de Europa, y que era muy amigo de Putin. Va a ser muy difícil tener una cohabitación entre un presidente que es un populista, pero demócrata, y un partido que tiene ideas mucho más extremas sobre la inmigración y que no tiene programa económico", comenta el experto.
La figura del primer ministro, afirma, se ha ido devaluando los últimos años. El actual primer ministro, Gabriel Attal, "es un clon de Macron": "Hasta Sarkozy, los primeros ministros tenían peso político, una larga vida como consejeros, alcaldes, ministros, pero estos últimos 15 años hemos tenido gente que no tenía experiencia política y lo que hace que los ministros pierdan peso porque no son gente independiente".
"El presidente tiene más poder en Francia que en cualquier otro país europeo"
Atrás quedan ya figuras tan importantes como Chirac o Jospin, lo que ha reforzado aún más la figura del Presidente de la República que tiene "un papel fundamental". Controla la política exterior, la seguridad y el ejército. "El presidente tiene más poder en Francia que en cualquier otro país europeo", explica Ghilès. Sus funciones no se han cuestionado hasta ahora, pero si la extrema derecha controla la Asamblea Nacional esto podría cambiar. Esta semana, la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, ponía en duda aceptar que Macron decidiese sobre cuestiones relacionadas con la guerra en Ucrania. "Bardella ha dicho ya que no quiere mandar soldados franceses a Ucrania ni tampoco armas que puedan ser utilizadas en territorio ruso. Esa no es ni la posición de Macron ni la de la mayoría de los franceses", afirma.
La política exterior recae sobre Macron, pero el Parlamento es quien legisla, por lo que podría dificultar mucho su rango de acción. Y ya no solo eso, los ultras pretenden implantar políticas como acabar con la ciudadanía por nacimiento, algo que también ha defendido el segundo de Le Pen, Bardella, el llamado a ser primer ministro si su partido gana con mayoría absoluta: "Esta práctica jurídica existe desde 1515 y permite a los nacidos en Francia de padres extranjeros decidir si quieren ser franceses, pero Bardella ha dicho que esto no puede ser. Es muy complicado porque la mitad de los chicos nacidos en Francia cada año tienen, como mínimo, un progenitor extranjero". Un Bardella cuya ascendencia, paradójicamente, es italiana y argelina, afirma el experto: "Tenemos un hombre antiárabes, anti islam, que tiene bisabuelos italianos pero argelinos, es una confusión de ideas terrible".
Saber cómo pueden ser los tres años de mandato que todavía le quedan a Macron al frente del país es muy difícil. Por delante, dos vueltas si este domingo ningún partido consigue obtener la mayoría absoluta, pero el escenario, apunta Ghilès, se antoja muy complicado: "Si Bardella acaba siendo primer ministro, los sindicatos y la izquierda van a salir a la calle. En este aspecto es muy difícil defender el liberté, égalité, fraternité. Este es el riesgo. La sociedad francesa tiene vergüenza de la caída de Francia, de cómo los políticos en 20 años Francia llegue a esta posición". Por el momento, el escenario es muy difuso cuando el fantasma de una cohabitación mucho más inestable planea 22 años después.
Javier Liébana Giraldo
Redactor del equipo de informativos de fin de semana de la Cadena SER. Graduado en Periodismo por la...