"Un palo, grasa y fuego para causar daño a un enemigo": el rito ancestral australiano que ha sobrevivido 12.000 años
Un equipo de antropólogos ha encontrado pruebas de una ceremonia "para hacer daño a los enemigos o curar a los amigos" que se ha transmitido oralmente durante 500 generaciones de aborígenes
La escena ocurre hace 12.000 años, en la edad de hielo, en lo que hoy es Australia. Se desarrolla en las estribaciones de los llamados Alpes australianos. Y en concreto, en territorio de los aborígenes Gunai-Kurnai. Por precisar todavía más, estamos en el interior oscuro de pequeña cueva, una que luego los arqueólogos llamaron "cueva Cloggs", una oquedad no asociada a la vivienda, sino a rituales espirituales de estos pobladores.
El protagonista es un aborigen australiano. Pero no uno cualquiera. Es un mulla-mullung, es decir, el médico de la tribu. Está untando cuidadosamente grasa animal en un pequeño palo. Después, con la misma delicadeza, ata a este pequeño artilugio un objeto perteneciente a otra persona.
Después, coloca todo el conjunto en un agujero en la roca. Ahí ha encendido un pequeño fuego cuyo humo asciende por una minúscula chimenea. El palo se queda de pie durante un tiempo hasta que se incendia y se cae.
El objetivo de esta especie de vudú australiano es doble: a veces se usaba para causar daño a un enemigo, y otras, para curar a un amigo. El Mulla-mullung termina su ritual viendo arder el objeto.
Sabemos de este ritual por descripciones que hicieron acreditados etnógrafos del siglo XIX que estudiaron sobre el terreno las prácticas rituales llevadas a cabo por los hechiceros de las tribus aborígenes. Ahora, una investigación de la universidad australiana de Monash ha encontrado pruebas concluyentes de que este ritual sobrevivió doce mil años. Desde la edad de hielo hasta el siglo XIX, transmitido a través de 500 generaciones.
En la cueva Cloggs están las pruebas de esta transmisión cultural a lo largo de milenios. Y además, por vía oral, ya que los Gunai no usaban la escritura. El estudio, dirigido por el antropólogo Bruno David, y publicado en Nature human behaviour, asegura que tras sus excavaciones han encontrado "el ritual de transmisión cultural más antiguo conocido hasta ahora" porque prueba que los aborígenes preservaron sus rituales y tradiciones a través de generaciones contándoselas entre ellos.
El hallazgo
El equipo descubrió pequeños agujeros en la cueva donde se han conservado restos de pequeñas hogueras. Tienen entre once mil y doce mil años de antigüedad. Allí han encontrado también estos sencillos artefactos de madera de Casuarina que fueron untados con grasa animal o humana. Tanto los agujeros como los palos, datados con carbono 14, son idénticos a las que se describieron los etnógrafos en el siglo XIX.
El descubrimiento, explican, nos explica "la longevidad de las tradiciones orales y el patrimonio intangible" de los aborígenes. Rastrear estas prácticas rituales a través de miles de años demuestra cómo ha resistido su tradición oral y lo bien que funciona el intercambio de información entre ellos, a pesar de la cantidad de tiempo que ha transcurrido.
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación...