Luis García Montero se pregunta "qué estamos haciendo mal" como sociedad y lo tiene bien claro: "Vean TikTok con sus hijos"

Madrid

La ilusión democrática empieza a ser un mendigo que se queda sin techo. Es una suerte que en Europa no vaya a hacer falta la extrema derecha de Italia para la elección de los cargos. En Francia, con una altísima participación, las cosas han ido peor. Macron, el hombre no político, el líder de la efectividad económica, ha metido una vez más la pata. Se echan de menos los partidos con historia en medio de las aguas revueltas de las que brota la extrema derecha.

En el panorama internacional, las cosas se complican, porque la economía está en manos de dictaduras y países fundamentalistas, y porque en Estados Unidos la política parece una simple marioneta, pasada de edad, al servicio de las grandes fortunas que no respetan nada. Lo público es un circo que sirve para esconder el neoliberalismo privado.

Europa es lo que nos queda, pero andan mal las cosas, cuando en su corazón surgen nacionalismos de carácter dogmático, apoyados por los ricos que no quieren pagar impuestos y por los discursos que odian los derechos humanos en nombre de la patria. Nostalgia de la Ilustración. ¿Qué estamos haciendo mal? Pasen con sus hijos un rato viendo vídeos en TikTok, aunque no hablen de política, y tal vez intuyan la respuesta. Somos un mal espectáculo.