"Si solo aprecias lo que es idéntico a ti, acabas enamorado de tu espejo y ahí empieza la locura"

Madrid

El Partido Popular ha perdido la cabeza. Por la inmigración. A cada minuto emite mensajes contradictorios. Desde el Gobierno de Canarias que comparte, pacta con el Gobierno de Pedro Sánchez repartir inmigrantes llegados en cayucos a las islas, por toda la península, siempre que desborden su capacidad de acogida. Las otras autonomías mandadas por el PP protestan y se oponen. Feijóo dice que es necesario compartir. Y al día siguiente lanza un lamentable trallazo contra los menores no acompañados. Y ataca al Gobierno por desperdigarlos. El ministerio de Igualdad asegura que las autonomías no han invertido la mayor parte del presupuesto --¡hasta un 85%! asignado a la acogida.

Mientras, el líder del PP pide ayuda a Ursula Von der Leyen para este asunto. Más valdría que pusiera orden en su casa, además de en sí mismo. Su partido firmó el reciente gran pacto europeo sobre la inmigración. Lo mejor de ese pacto es que los 27 gobiernos se comprometen a repartir el coste y el esfuerzo de la acogida: aplíquelo a España. Pero al tiempo, su hombre de confianza, portavoz Miguel Tellado, propone enviar los buques de la Armada a interceptar cayucos, este hombre lanza delirios.

“No podemos dejar nuestro país en manos de estas personas”, acaba de proclamar Kylian Mbappé, el futbolista. Se refiere a los lepenistas, los socios de Vox, al que Tellado, el portavoz del PP, copia la fórmula de acosar militarmente a los hambrientos.

¿Exhalan estos racistas una ideología apestosa, la xenofobia? ¿O ignoran que las gentes que vienen de fuera, asilados o exiliados, refugiados inmigrantes, o desterrados por causa de profesión, constituyen una gran riqueza de la nación española? Se llamen Mbappé o Leo Messi, o Cristiano Ronaldo o Nico Williams; o Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa. Igual que los que se fueron enriquecieron otros lugares: Pablo Picasso o León Felipe, Pau Casals o Josep Carner. Si solo aprecias lo que es idéntico a ti, acabas enamorado de tu espejo. Ahí empieza la locura.