Así se aclimatan al Oceanogràfic las dos belugas de Ucrania tras un rescate de 48 horas

El traslado de Plombir y Miranda al Oceanogràfic de Valencia ha implicado a más de un centenar de personas y marca todo un hito en operativos internacionales de rescate de animales. Las dos belugas, un macho de quince años y una hembra de catorce, se recuperan después de dos días de viaje en los que han recorrido más de 4.000 kilómetros por carretera y avión desde un delfinario en la ciudad de Járkov hasta nuestro país. "Ha sido un cambio bastante grande, lamentablemente estaban en una situación bastante precaria conviviendo con una guerra y ahora toca trabajar para que se adapten progresivamente a su nuevo hogar", cuenta Juan que trabaja en el equipo que vela por sus cuidados.

Para su óptima aclimatación afirman desde el Oceanogràfic que deben recuperarse en la parte veterinaria y hacerse a la nueva instalación. Juan destaca que trabajan "poco a poco para que los animales se adapten tras las dificultades del viaje y se hagan al nuevo entorno". Además, dice que están en un proceso de mutuo aprendizaje en el que tanto las belugas como sus nuevos cuidadores deben establecer parámetros de comunicación para conocerse y entenderse.

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, se ha explorado menos del 5% de los océanos del globo terráqueo. El fondo del mar es el mayor hábitat de la Tierra y la mayoría de los animales del planeta residen en él. El cine no ha dejado de lado la fascinación por el mar y ha alimentado mitos y falsas hipótesis sobre muchas de sus especies que se encargan hoy de sostener todo tipo de creencias a favor del negocio del entretenimiento. Dadas sus dimensiones, las ballenas fueron las primeras protagonistas para excitar en los años cincuenta a un público cuya inmensa mayoría, que incluía marineros, no sabía nadar. Moby Dick, Tiburón y Orca, la ballena asesina, representan el uso más popular que ha hecho el cine con los animales marinos.