Gestionar las victorias

Madrid

La victoria concertada de las izquierdas y el centro liberal en Francia ha sido clara contra los ultras que pretendían arrasar. Y esperanzadora, porque luchaban contra muchos pronósticos agoreros. Y la mayoría absoluta de los laboristas en Reino Unido, también por encima de las proyecciones, es más que contundente, verdaderamente histórica. Los aficionados al pesimismo y a la lástima propia, que dejen un poquito de espacio al optimismo. Siquiera sea un poquito.

Ahora tocará gobernar, en cada uno de los dos países, con una fórmula distinta.

Pero las fuerzas victoriosas en ambos no deben olvidar que su éxito no es eterno. Que han vencido a la extrema derecha de los conservadores británicos y a la ultraderecha francesa porque han prometido cosas sensatas, sobre Europa y sobre la inmigración, los dos asuntos que agitan como fantasmas peligrosos los euroescépticos y los antieuropeos.

Para consolidar la batalla contra la xenofobia antiinmigrante en toda Europa, la UE y la restante, no bastarán buenas palabras contra el falso problema de la inmigración: falso, porque soluciona la economía y cubre empleos vacíos, no cubiertos; falso, porque no es, por tanto, un problema, sino justamente la manera de resolverlos. Hay que ser más duro contra el miedo al otro, al distinto de piel y al culturalmente distante que utilizan los populistas. Y hay que aplicar políticas inteligentes para que los costes sociales de la acogida (en vivienda, en escuelas, en hospitales) se financien bien, holgadamente. Y no recaigan sobre los más perjudicados. Se necesita la palabra. Y urgen los hechos.