La Eurocopa y sus himnos

Madrid

Una de las cosas que hemos descubierto con esta Eurocopa es que los futbolistas no tienen ni idea de cantar. Qué barullo de voces desafinadas cada vez que una selección canta su himno nacional. Podrían limitarse a hacer un playback, pero no, ahí los tienes, dándolo todo, como en un karaoke durante una despedida de soltero.

No saberse el propio himno no está bien visto. Iván Balliu, español, ignoraba que tenía ascendencia albanesa hasta que vinieron a buscarlo para ofrecerle un puesto en la selección. De la lengua de sus ancestros solo se ha aprendido la letra del himno. Bien hecho. Para ser internacional albanés no hace falta mucho más.

Para ser internacional español, ni eso. España es el único de los países de la Eurocopa cuyo himno no tiene letra, lo que nos ha librado de ver a nuestros jugadores dando berridos como los Sex Pistols en un mal día.

En un país como España, que ha hecho de la suspicacia un arte, se critica a los futbolistas que durante la interpretación del himno no exhiben la solemnidad debida. No quiero ni imaginarme lo que ocurriría si el himno tuviera letra y alguno no se la supiera. ¡Antipatriota! ¡Mal español!

Mejor, pues, que a nadie se le vuelva a ocurrir la disparatada idea de ponerle letra. A no ser que se recupere la que cantábamos de niños: “Franco, Franco, que tiene el culo blanco...” Esa sí que nos la sabíamos todos, y no la de José María Pemán.