'Siddhartha', la exaltación de la vida
Hermann Hesse, ganador del Premio Nobel de Literatura y autor de 'El lobo estepario', publicó esta espiritual novela al finalizar la Primera Guerra Mundial
'Siddhartha', la exaltación de la vida
54:18
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1720286420760/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Hermann Hesse nació en 1877 en Calw, Alemania y murió en 1962 en Suiza. La desesperanza y la desilusión que le produjeron la guerra y una serie de desgracias personales, así como su búsqueda de una espiritualidad universal que diera respuestas a la existencia humana, se convirtieron en el tema principal de su obra. Anticipó en muchos aspectos las vanguardias europeas. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1946. Es el autor de 'Bajo las ruedas', 'Narciso y Goldmundo', 'Demian' y 'El lobo estepario'. Publicó 'Siddhartha' en 1922. Acababa de terminar la Primera Guerra Mundial y Hermann Hesse había pasado un tiempo en la India. Es una novela muy espiritual, con un mensaje muy poderoso de amor y de unidad con la naturaleza. Es una novela inolvidable.
Inspirada en la vida de Siddhartha Gautama, Hermann Hesse no pretendía reproducir en 'Siddhartha' la historia y, menos aún, los mitos asociados al fundador del budismo. De hecho, las peripecias de su personaje incluyen episodios inexistentes en la narración original. Hesse concibió su novela como un ejercicio espiritual orientado al conocimiento del yo y a la exaltación de la vida. Saber quién eres para apreciar el valor real de las cosas. Hesse profundiza en su convicción de que la literatura debe ocupar un lugar secundario respecto a la vida: “Sacrificaría toda la literatura por una nube hermosa o el trino de un ave”. Se escribe para participar en el latido de la vida, no para observarla desde lejos.
Hermann Hesse, sincrético y heterodoxo, no comulga con dogmas ni ortodoxias, pero entiende que el anhelo de trascendencia se halla profundamente arraigado en el corazón humano y no puede ser extirpado sin dejar un vacío irreparable. Buscar lo divino no debería implicar renunciar a la vida. El paraíso está en la tierra, no en un hipotético más allá. Hesse tiende un puente entre Oriente y Occidente, convirtiendo su novela 'Siddhartha' en una síntesis de tradiciones que convergen en la exaltación del amor como único camino de salvación. El amor está en todas partes, pero el hombre, cegado por la ambición y el odio, muchas veces no percibe su presencia. Hermann Hesse destaca la humanidad de su personaje, distanciándose de la mitología.
Hermann Hesse logró conciliar el humanismo de la tradición occidental con la sabiduría budista, elaborando una filosofía que postula el amor incondicional a la vida y la compasión hacia los otros. No lo hizo con un tratado conceptual, sino con 'Siddhartha', una novela que nos invita a buscar el secreto de la existencia en el sonido de un río. Ningún concepto puede explicar el misterio del devenir. Siddhartha ha aprendido a enunciar calladamente la sílaba sagrada del hinduismo, Om, que significa la unidad con el todo, la conjunción de lo físico y lo espiritual, del cuerpo y la mente. Se ha dicho que hay una sinonimia oculta entre el término sánscrito Om y la palabra griega Amén, que se traduce como “así sea”, pero que en el Apocalipsis se describe como uno de los nombres de Cristo.
En este texto hemos citado varios fragmentos del artículo 'Hermann Hesse: Siddhartha o el despertar', de Rafael Narbona, publicado en El Cultural.