En clave de Rhodes
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Ara Malikian y las raíces: "Vivimos una época de frivolidad, en algún momento va a haber un boom y vamos a volver a lo esencial"

El violinista es el primer invitado de 'En clave de Rhodes', el programa de música y conversación de James Rhodes en la SER

En clave de Rhodes | Ara Malikian y las raíces

Ara Malikian (Beirut, 1968) llega a los estudios centrales de la Cadena SER con un baúl de mano engarzado de pañuelos de tela. Dentro, su violín, el que casi pierde en un incendio en Berlín: "Cuando volví a mi casa, todo se había quemado menos el violín". Ara es un muy buen amigo de James Rhodes y por eso este primer programa de 'En clave de Rhodes' es tan especial.

Nacido en Beirut, de ascendencia armenia y con nacionalidad española, Ara Malikian es un hombre de mundo. Ara Malikian empezó a tocar el violín con muy pocos años de vida y no lo dejó de lado, ni siquiera cuando vivió en búnkeres antiaéreos en plena guerra civil libanesa. Después, se mudó a Berlín, donde -con 15 años- fue el alumno más joven del prestigioso Hochschule für Musik und Theater de Hannover. "Esto suena como importante, pero no, no es tan importante como suena. A los 12 años hice mi primer concierto, pero no era tan bueno. Era el único violinista en Líbano. Cuando es una situación de guerra en un país hay más ganas de arte, de cultura y de una tregua. Y luego, pues surgió la beca, y me fui a Alemania a los 15 años. Y no me podían echar. Por eso me quedé", explica Ara.

Por eso, el concepto de 'raíces' es algo muy difuso para él: "ya he perdido la noción de cuál es mi tierra. Yo no considero que tengo tierra. Al revés, yo siento que mi tierra es la tierra. Me siento a gusto en cualquier sitio del mundo y me siento afortunado de que aquí en España encontré mi familia. Y por fin me doy cuenta que mi casa, mis raíces son mi familia".

La integración ha sido una constante en su vida, y las relaciones de la integración con la música son, para el violinista, imborrables: "El arte, la cultura, la música, la danza, la literatura, es lo que cambia nuestra sociedad, es lo que nos hace seres más sensibles, más atentos al otro, más tolerantes y respetuosos. Y yo creo que hace falta -aunque parece que somos los únicos-, hace falta luchar y enseñar la música friki de Bach, de Stravinsky".

"Son cicatrices que te quedan para toda la vida"

Cuando Ara tenía siete años, estalló la guerra civil libanesa. "Son acuerdos que le tengo bastante guardados en mi disco duro e intento no sacarlos. Es lo mismo que pasa en todas las guerras. Imágenes atroces, que se te quedan ahí. Miedo, terror, muertos alrededor, muertos y bombardeos. Pero yo creo que si no consigues a pasar página y te quedas ahí no puedes seguir adelante".

"Al principio para poder sobrevivir he tenido que obviarlo, fingir que esto nunca ha existido", confiesa Ara Malikian. "Son cicatrices que te quedan para la vida y algunos tienen cicatrices más grandes que otros. Algunos no llegan a curar esas cicatrices. Y lo peor es cuando eres un niño. Hay niños en el Líbano que habían nacido durante la guerra y no conocían más que la guerra. Para ellos la guerra es el día a día normal. Es que no te imaginabas un país sin guerra. Eso no existe".

"Me enamoré dos veces de mi mujer"

Natalia -Nata- Moreno es la mujer de Ara Malikian. Juntos tienen dos "hijos": un hijo biológico, Jairo, y un 'hijo' cinematográfico, el documental Ara Malikian: una vida entre las cuerdas, ganador de un Goya a Mejor película documental en 2020. Con ese documental, Ara confiesa que "me enamoré de Nata dos veces. Primero me enamoré de ella, como mujer, y luego me he vuelto a enamorar al hacer el documental, porque me di cuenta de que era una persona tan talentosa, tan inteligente, tan artista, tan visionaria y peculiar en su manera de pensar y de actuar".