A vivir que son dos díasLa píldora de Enric González
Opinión

Cosas de “menas”

"Esta historia no tiene moraleja. Salvo para quien piense que un mena español tiene mayor calidad moral que un mena de otra procedencia"

La píldora de Enric González | Cosas de "menas"

Madrid

Permitan que les cuente una historia de emigrantes menores de edad. De los que viajan solos. Lo que ahora llamamos menores no acompañados. O sea, “menas”. Es una historia bien conocida, pero me apetece recordarla.

En 1896, un chaval asturiano llamado César, de 14 años, se embarcó en Santander con destino a Cuba, todavía una colonia española. En La Habana, César empezó a trabajar como repartidor de comidas a domicilio. Después fue camarero y dependiente de los almacenes El Encanto. Con 24 años ascendió a gerente.

César, apellidado Rodríguez González, aprovechó que era jefe para llevar a La Habana a su primo Pepín, que unos años antes había emigrado a México como mena. Pepín, José Fernández Rodríguez, trabajó de contable para los almacenes El Encanto. En 1920, César acogió en Cuba a su sobrino Ramón, que entonces tenía 16 años y viajaba con dos de sus hermanos.

Tanto César como Pepín y Ramón eran hijos de campesinos y habían recibido una educación muy básica. Pero eran espabilados.

Pepín fue el primero en regresar a España. En 1934 fundó en Madrid las Sederías Carretas. En 1943 creó el mayor establecimiento comercial del país, Galerías Preciados. En 1935 habían llegado también a España el tío César y Ramón, de apellido Areces. Ambos le compraron a Pepín las Sederías Carretas, que permanecieron abiertas toda la guerra civil. En 1940, el tío César (al que le gustaba que le llamaran Cesáreo) y Ramón se trasladaron a la calle Preciados de Madrid, justo al lado del establecimiento de Pepín, y montaron una cosa llamada El Corte Inglés.

La competencia entre las Galerías de Pepín y el Corte Inglés de César y Ramón es material de leyenda. Galerías se endeudó demasiado durante la crisis de los 70, fue embargada por los acreedores y luego la adquirió Rumasa. Pasó de mano en mano hasta que en 1995 la empresa fue absorbida por El Corte Inglés.

Esta historia no tiene moraleja. Salvo para quien piense que un mena español tiene mayor calidad moral que un mena de otra procedencia.

Me llamo Enric González. Espero que hoy sea un buen día, y mañana también.