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'La pulga de acero', la mejor pieza corta de Leskov

El escritor ruso fue uno de los más influyentes en la narrativa soviética

'La pulga de acero', la mejor pieza corta de Leskov

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Nikolái Semionovich Leskov nació en Gorojovo, Orlov, en 1851 y murió en San Petersburgo en 1895. Es uno de los escritores más heterodoxos y controvertidos de la literatura rusa. Su obra supone un gran fresco de la vida rusa en la segunda mitad del siglo XIX. Incomprendido en su época, conocería una gran influencia posterior en la narrativa soviética. Destacan en su producción títulos como 'Vida de una mujer de pueblo' o la novela corta 'Lady Macbeth de Mtsensk'.

'La pulga de acero' está considerada la mejor pieza corta de Leskov, y una de las cumbres de la literatura rusa del XIX. Es una obra muy divertida, entre la leyenda, la sátira y la historia, escrita con un lenguaje innovador, y que retrata unos personajes inolvidables. En 'La pulga de acero' hay una enorme labor estilística que emprendió el autor en la caracterización de su narrador y sus protagonistas, inventando un estilo cargado de neologismos de propio cuño, que no fue comprendido en su tiempo. Los críticos decimonónicos, acostumbrados al realismo extremo, encontraron los imaginativos neologismos de Leskov —la mayoría formados a partir de la unión descabellada de dos términos— «excesivos, artificiales y exagerados». Traducir 'La pulga de acero' supone un ejercicio nada despreciable porque Leskov inventó un enorme, verdadero, poderoso y nuevo ruso, el rocambolesco lenguaje de los pequeñoburgueses y de los parásitos». Los juegos de palabras son tan constantes en el texto original que él mismo los consideraba «imposibles de trasladar a otro idioma».

En lo puramente literario, 'La pulga de acero' deslumbra por méritos propios. Nos encontramos con personajes tan de carne y hueso que no es de extrañar que sus contemporáneos los tomaran por reales. Los diálogos son ágiles e hilarantes. La definición de los personajes nos llega a través de ellos de un modo nítido, pero también a través del uso de los tópicos: la religiosidad rusa, su afición a la bebida o de su rusofilia, que tanto puede traducirse en rechazo a lo extranjero como en nostalgia de la patria. Leskov tiene un inmenso talento para terminar cada una de las escenas en su momento justo y para mantener un tempo narrativo que tiene mucho más de nuestros tiempos que de los suyos. Sabe crear tensión narrativa en cada página.

Como todo en Leskov, 'La pulga de acero' fue polémica desde su aparición, en 1881. Lo primero, por su verosimilitud, que algunos tomaron por veracidad. Todo responde a una argucia literaria: llevado por el espíritu de las narraciones orales, de las leyendas y narraciones del folclore ruso muy populares en el siglo XIX, destinadas a loar las hazañas de un héroe local y generalmente referidas por un testigo de sus acciones, la primera edición del texto, en 1882, apareció con el epígrafe de «Leyenda» y acompañado de un prefacio donde el autor aseguraba haber conocido al artesano zurdo de Tula, que aún vivía, cuyo carácter y modo de hablar reflejó en su relato.

Son muchos los motivos que hacen de 'La pulga de acero' uno de los mejores textos de su autor. El principal es el grado de implicación moral de Leskov en esta historia de «gentes sencillas». En él están presentes todos los tipos que configuran su universo literario: obreros, médicos, policías, comerciales sin empleo e incluso alcohólicos. El relato pertenece a la última etapa de la producción de Leskov y forma parte de las historias que él mismo denominó de «los justos»: protagonistas que viven según sus ideales, despreocupados por las consecuencias que éstos puedan tener. Otra argucia, de la que se vale para expresar sus propias ideas y desconfianzas, sus propias dudas y críticas respecto al sistema.

 
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