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Sociedad

Una experta en alimentación menciona la práctica de riesgo que hay que desterrar este verano: a la larga, es muy peligrosa

La tecnóloga de alimentos, Beatriz Robles da algunos consejos en 'La Ventana' para realizar una conservación y consumición de los alimentos en verano

Una experta en alimentación menciona la práctica de riesgo que hay que desterrar este verano: a la larga, es muy peligrosa

En pleno verano, con temperaturas que alcanzan más de 30 grados en muchos puntos de España, la conservación de los alimentos es un asunto de importancia capital para evitar enfermedades como la salmonelosis o infecciones que pueden arruinar el período estival y suponer un grave riesgo para la salud.

A pesar de que las directrices básicas se repiten año tras año, se siguen cometiendo errores básicos a la hora de respetar la cadena de frío, de controlar las temperaturas, de utilizar los envases correctos o incluso a la hora de tener en cuenta las fechas de consumo preferente y de caducidad de los alimentos.

Esta es una de las cuestiones que los consumidores suelen ignorar más a menudo. Beatriz Robles, tecnóloga de alimentos y autora de Come seguro comiendo de todo, ha recalcado en La Ventana que a la hora de ingerir alimentos se deben distinguir dos tipos de fechas. Una de ellas es la fecha de consumo preferente. Robles informa que a partir de esta fecha el alimento puede seguirse consumiendo "aunque la calidad del mismo va a mermar". La otra fecha es la de caducidad. En este caso se habla ya de la seguridad. Son alimentos muy perecederos con una fecha muy concreta, "si se sobrepasa se habla ya de la seguridad y ya ese alimento pasa a no ser seguro", explica.

El truco del moho

Otro de los alimentos que son consumidos con bastante frecuencia en verano son las conservas. Robles recalca que lo más importante es que su esterilización sea correcta. Ya que se trata de proceso en el que se eliminan las bacterias y las formas de resistencia que tienen. Sin embargo, avisa que estos alimentos son seguros "siempre y cuando el envase no haya sufrido golpes ni roturas"

A todo esto, Robles añade que con la práctica de quitar el moho de un alimento y comerse el resto, los consumidores pueden ponerse en riesgo. Robles advierte de que las toxinas penetran bastante en los alimentos, por lo que retirar la parte visible no es suficiente. Aunque en bajas cantidades no suponen un problema para el organismo, un consumo crónico "puede producir en un futuro cánceres de tipo hepático".

La experta aconseja también realizar una descongelación de los alimentos "progresiva". "Es recomendable descongelar los alimentos en un frigorífico porque rompe lentamente los cristales de hielo en lugar de una encimera, donde hay temperaturas más bruscas". Robles explica que en el momento que se interrumpe este proceso, los microorganismos aparecen y ya el alimento se contamina.