La historia del insólito robo de un diamante a cara descubierta que pasó desapercibido con el COVID

Hay historias que, por muchas veces que se cuenten, nunca se terminan de creer. Anécdotas surrealistas que parecen mentira por inverosímiles y que no te las firmaría ni el guionista con más imaginación de Hollywood. Casos que, aunque parezcan ficción, pertenecen a la realidad. La historia del robo del diamante púrpura es una de ellas. Corría el año 2020 en Barcelona cuando una banda de ladrones conocida como el clan de los Tudorache robaron un diamante de color púrpura que pasó desapercibido con el COVID. Una joya prácticamente única en el mundo que fue robada de la manera más insólita posible: a cara descubierta, a plena luz del día y en unas dependencias de un despacho alquilado de la zona alta de la ciudad condal. Nada de lo que rodea al caso es normal, pero es que el momento en el que ocurrió el hurto tampoco lo fue. En su momento, los medios no le dieron mucha bola al tema al ocurrir en medio de la pandemia por Coronavirus que paralizó al mundo a principios del 2020. Una época en la que casi toda la información estaba centrada en el virus, por lo que, como explica José Luis Sastre en el «Hoy por Hoy», es normal que «si se robó ese diamante de color púrpura de 14 millones de euros, nosotros no hablaramos mucho de eso». Aunque, como bien apunta Estela Bango, este impresionante robo si se contó una vez en la antena de la SER en diciembre 2022 en la sección Penombres del programa presentado por Pablo Tallón, Aquí Catalunya, en Ràdio Barcelona. En este espacio de crímenes conducido por la periodista Anna Punsí, dedicaron un programa al robo del diamante titulado «Robatori de pel·lícula a Barcelona». Varios medios se hicieron eco de las detenciones de algunos medios de la banda en 2021, pero en el momento el que sucedió este hecho en junio de 2020 solo hubo un medio que informara de este robo tan peculiar: La Vanguardia. El periodista Enrique Figueredo siguió el caso y ha acudido este miércoles por la mañana al «Hoy por Hoy» a contar este increíble caso que bien podría tener una serie. Es curioso, pero Figueredo, que pudo hablar con los protagonistas del caso, explica en los micrófonos de la SER que los ladrones introdujeron una falsa gemóloga para dar el cambiazo del diamante. «Es una mezcla entre thriller y una perfecta obra de teatro», es como describe el periodista este golpe, explicando que la banda distrajo al vendedor para cambiar el diamante por una caja vacía. El diamante lo tenía en propiedad un millonario suizo aficado en Dubái y es una joya de la que solo hay «cuatro más o menos» de la misma familia. Para explicar el caso, el periodista pide un poco de imaginación porque tiene cosas que parecen muy extrañas, ya que todo tiene «cierto olor a misterio». «Este señor suizo se traslada a Barcelona con la gema y tiene ya personal de seguridad esperándole en el aeropuerto», cuenta Figueredo, que explica que este tipo de intercambios millonarios se suelen hacer bastante rápido. «Los compradores falsos querían simular hasta tal punto que estaban interesados que pensaron en llevar a su propia gemóloga para verificar que se trata de una pieza auténtica, no querían que les tendieran una trampa», indica el periodista de La Vanguardia, que apunta a que es esta falsa experta la que finalmente hizo el cambiazo. «Se reunieron todos en unas dependencias de un despacho en la zona alta de la ciudad que tenían alquilado para llevar a cabo esta operación. Seguramente el trato final que cierran entre comprador y vendedor tenía que hacerse de manera muy discreta, hasta el punto de que no querían ni que la persona de seguridad fuera testigo y se quedó custiodando la puerta», explica el periodista, asegurando que esto es una práctica más común de lo que parece en este tipo de operaciones. El robo lo realizo la falsa gemóloga, que como explica Figueredo dejó la gema custodiada en una caja semiblindada y en el momento del intercambio sacó una caja exactamente idéntica para dar el cambiazo. La estafadora pidió, para que el millonario confiara más en ella, firmar la caja, «como quien lacra un sello en el siglo XVII». Fue precisamente en el momento en el que se hace la firma cuando ella la cambia y la original, en la que estaba el diamante, ya estaba vacía para cuando termina este trámite. «Estaba vacía porque ya no comprobaron el contenido», explica el periodista, que cataloga a la ladrona como «una mujer muy habilidosa que lo tenía todo ya preparado en el bolso con un embalaje idéntico que el de la caja que contenía realmente la gema». Figueredo indica que «el diamante todavía sigue en paradero desconocido y no se ha recuperado, pero está localizado». «Me dijeron que está localizado en un país de Europa y está muy custodiado por una organización criminal. Sabemos dónde está y no se mueve. No se ha podido colocar, como se dice en el argot criminal», cuenta el periodista. Figueredo afirma que las autoridades policiales españolas y la compañía de seguridad encargada de proteger el millonario suizo que fue estafado siguen buscando el diamante. La propia compañía de seguridad, según revela el periodista, fue la que le puso en alerta de la historia y le animó a contar el caso.

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