'Si yo me pierdo': el viaje de Lorca a Cuba que inspiró una novela

Federico García Lorca es posiblemente el poeta más importante e influyente en la historia de España. Su vida y obra han inspirado a multitud de autores a lo ancho y largo del mundo. Este es el caso de Víctor Amela, escritor catalán cuya trayectoria literaria está muy ligada a Lorca. Tras haber escrito 'Yo pude salvar a Lorca' en homenaje a su abuelo, un amigo de la facultad de Amela que había viajado a Cuba le comentó que "Lorca en Cuba era una institución". El escritor decidió entonces ahondar todavía más en la experiencia lorquiana y retratar el viaje espiritual, casi místico, de Lorca en La Habana.

'Si yo me pierdo' es una novela que encuentra su origen en una historia muy poco contada. Lorca se dispuso a permanecer una semana La Habana y acabó haciéndolo algo más de tres meses... ¿Por qué? ¿Cuál es la raíz de ese afecto? Amela sólo lo descubrió viajando personalmente.

En la piel de Lorca

"Yo quería cruzar los lugares por los que Federico había pisado. Hablé con personas que habían estado con personas que habían estado con Federico", cuenta Amela. El escritor entrelaza en la novela dos narrativas distintas: lo que él había averiguado de primera mano, ambientado en la época en que Lorca vivió en La Habana de los años 30, y cómo él mismo viajó y se movió por la Cuba más actual del año 2020.

Una cita ampliamente popular de Lorca reza: "En América ser poeta es algo más que ser príncipe". En su viaje por Estados Unidos, Lorca descubrió un país con una riquísima cultura y un contexto favorable para los artistas. Sin embargo, la segregación racial y el acelerado capitalismo ejercían un fuerte contrapunto a los ideales que buscaba. Cuba ejercía gran fascinación sobre los literatos, y La Habana era la ciudad perfecta para una persona como Federico. Resultó ser una grata sorpresa en el camino que lo atrapó.

Amela cuenta sobre el poeta: "Tenía impresas unas tarjetitas de visita en las que ponía que era modisto. Se compró un traje elegante para ir por La Habana. Era su forma de entrar en sociedad y ligar. Aquella Habana del año 30 era como Nueva York, París y Roma juntas. Para Lorca era maravillosa y, además, hablando en español. Se enamoró de un mundo que él reconoce como la España de Dios, una España en la que puede disfrutar. Lorca, devoto cristiano, se propuso visitar todas las iglesias de La Habana. En esos días hubo un pequeño incendio en una de ellas y él salvó la figura de la Virgen".

En La Habana coincide con Lidia Cabrera, amiga que conoció en Madrid y una de las etnógrafas más importantes de la cultura afrocubana. El romance 'La casada infiel' del reconocido Romancero Gitano está dedicado a ella. Junto a ella descubrió la santería cubana y sus ceremonias. En una de ellas "Federico entró en pánico y convulsionó al ver cómo le amenazaba un diablillo rojo de ojos blancos", relata Amela. Durante su viaje creativo por Cuba, el escritor de 'Si yo me pierdo' preguntó por este hecho a un santero, quien llegó a la conclusión de que Lorca presenció su propia muerte en aquella ocasión.

Una novela inspiradora

Víctor Amela se acerca a la figura de García Lorca desde un prisma radicalmente distinto a lo que la literatura suele acostumbrar. Su injusta muerte y triste final son inevitablemente pesarosos, pero Amela lo tiene claro: "Siempre hemos puesto cara triste cuando nos hablan de Federico, pero yo quiero poner una alegre. Él era un hombre vividor, sibarita, lujurioso... Lorca siempre decía que el mayor pecado es no disfrutar del espectáculo del mundo".