"Un alquiler, 1.200; un salario, 1.300": los dos minutos demoledores de Pablo Tallón sobre el problemón de la vivienda en España
"Si los partidos tradicionales no lo consiguen (...) por detrás viene una extrema derecha envalentonada"
"Un alquiler, 1.200; un salario, 1.300": los dos minutos demoledores de Pablo Tallón sobre el problemón de la vivienda en España
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Pablo Tallón ha analizado el problema de la vivienda en España. El director de Hora 25 durante el verano ha pronunciado un contundente editorial de dos minutos, en los que señala la dimensión del problema con una comparación demoledora, a cuánto asciende el salario mínimo y cuánto cuesta un alquiler, y en los que urge a los partidos políticos a tomar medidas de verdad y de forma urgente, para evitar que la ultraderecha saque provecho del descontento que esta situación genera.
Este es su editorial completo:
No sé exactamente en qué momento decidimos asumir con naturalidad que un bien esencial, que un bien imprescindible para la vida, que un derecho constitucional como es la vivienda, podía convertirse en un elemento especulativo más, como las acciones, el oro, las bitcoins o incluso un cuadro.
Y es que, en este país, hemos pasado de la familia de clase media que invertía sus ahorros en un inmueble para sacarse un extra (que tampoco digo que fuera lo ideal, pero era lo que era), a los grandes fondos de inversión y a los grandes propietarios acumulando pisos, pisos y pisos que les permiten seguir siendo cada día un poco más ricos, mientras la mayoría tiene serias dificultades para pagar el alquiler.
Para que se hagan una idea, según un barómetro del Observatorio de la Vivienda de Barcelona, casi la mitad de la oferta de alquiler en la capital catalana están en manos de grandes propietarios. Casi la mitad. Pero es que, en paralelo, los alquileres han batido récords y, según la Generalitat, en Barcelona ya se sitúan prácticamente en los 1.200 euros mensuales, y esto en un país con un salario mínimo de algo más de 1.300 euros al mes (si lo contamos en 12 pagas). Un alquiler, 1.200; un salario, 1.300.
Pero es que por el camino hemos visto barbaridades como que la vivienda de protección oficial (es decir, aquella que se ha pagado con el dinero de todos y que siempre ha sido escasa) pase en poco tiempo al mercado convencional para que unos pocos se lucraran con ello.
Y, claro, con estos mimbres, y con tantos años de despropósitos acumulados, no es de extrañar que el acceso a la vivienda (o, directamente, mantener tu casa) se haya convertido en un problema monumental, en un quebradero de cabeza, hasta el punto de que, ahora mismo tenemos al Gobierno central, a las comunidades autónomas, a los Ayuntamientos, y ahora también a Europa intentando resolver el entuerto.
La ya reelegida presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen ha prometido, como querían los socialdemócratas, un plan para impulsar la vivienda accesible en los estados miembro, consciente de que se trata de un problema que hace estragos no solo en España, sino en la mayoría de países de nuestro entorno. Y, al final, tiene razón Von der Leyen cuando dice que "si algo preocupa a los europeos, también debe preocupar a Europa".
Porque, si no, si los partidos tradicionales (sean conservadores, socialdemócratas, liberales, verdes...) no consiguen que los ciudadanos perciban que la política sirve para que la mayoría viva mejor, por detrás vendrá una extrema derecha cada vez más envalentonada y dispuesta a beber de ese malestar a base de populismo fácil.