Una experta en consumo explica cómo funciona la industria del lujo: "Al coste real de fabricación se le añaden dos ceros"

Periodista de investigación, especializada en consumo. Ha publicado 'Al borde de un ataque de compras' (Editorial Debate).

La autoridad antimonopolio de Italia ha abierto una investigación contra Armani y Dior por las condiciones de trabajo en las que tienen a sus empleados en varios talleres. Aunque estas empresas hacían hincapié en lo artesanal y en lo hecho a mano, se valían del trabajo de empleados con salarios inadecuados y jornadas laborales, por encima de los límites legales establecidos. Brenda Chavez, periodista de investigación especializada en consumo explica las claves de la industria del lujo: "a los costes reales de fabricación le añaden dos ceros". Chavez explica que "el lujo y la 'moda rápida' se fabrican en países del sur global, más o menos en las mismas condiciones. Cuando esos productos llegan a Europa, "los productos de lujo se revalorizan una barbaridad".

Pocos inspectores de trabajo

La autora del ensayo 'Al borde de un ataque de compras' (Editorial Debate) explica que las empresas operan con cadenas de proveedores que, a su vez, subcontratan a otros empleados. Esa práctica se traduce en una inspección "más laxa". La trazabilidad se complica en países como Bangladesh o Camboya donde hay "miles de fábricas de todo tipo". A eso se suma que a estas empresas se "las avisa previamente de que habrá una inspección". No hay estadísticas que aclaren cuántos productos se fabrican en condiciones de "trabajo forzoso", pero cabe presuponer que la "cifra es muy alta".

El impacto medioambiental

En el último mes, dos investigaciones han destapado los bajos salarios que pagan a sus empleados. A eso se suma que Shein tiene "una velocidad de producción tres veces más rápida que la moda rápida". En la práctica, eso significa que el ritmo de producción y el consumo de recursos es tres veces más veloz, con el "roto ambiental" que supone. El impacto en el medio ambiente es muy elevado porque consumen "tejidos naturales como el lino, que implica el monocultivo" u otros materiales como el poliéster, que es un derivado del petróleo. A eso, hay que sumarle el coste para trasladar toda mercancía a la otra punta del mundo y, en el caso de que el cliente no quede satisfecho, devolver lo que se descarta.