"Vivimos en coches y hostales": los trabajadores de Disneyland amenazan con convocar la primera huelga en 40 años
Denuncian los precarios salarios y las represalias antisindicales
Madrid
Es el sueño de mayores y pequeños alrededor del mundo, visitar Disneyland. En el 'lugar más feliz del mundo', no todo es lo que parece. Donde los visitantes disfrutan y se sienten en un cuento de hadas, los trabajadores viven auténticas pesadillas para poder sobrevivir. 'Micky querría un salario justo' o 'los trabajadores de Disney se levantan' son los lemas con los que los trabajadores, a las puertas del gigantesco parque temático de California, se manifestaron la pasada semana. Amenazan con una huelga, la primera en 40 años, tras la votación por unanimidad de los empleados.
Micky Mouse y su puño enguantado en señal de desafío y resistencia fueron los protagonistas de las protestas. Aunque la votación por autorizar una huelga no significa que ésta sea inminente, sí autoriza a los trabajadores la posibilidad de actuar con rapidez si las negociaciones que se están produciendo entre la dirección de Disney y los sindicatos se tuercen.
El contrato de los miembros del equipo de trabajadores de Disney caducó el pasado 16 de junio y las negociaciones actuales implican a una coalición de sindicatos en representación de casi 10.000 empleados. Entre ellos, quienes trabajan como personajes, quienes manejan atracciones o quienes se ocupan de la venta de entradas, la gestión de hostelería y de la conserjería del parque.
Sin techo por los bajos salarios en Disneyland
Los sindicatos llegan a estas negociaciones con reivindicaciones claras: los salarios de los trabajadores. Según sus informaciones, uno de cada diez empleados se han quedado sin hogar mientras trabajaban en el parque. Además, han recogido datos en algunas encuestas realizadas a los trabajadores que revelan que el 73% de ellos no ingresan lo "suficiente" para hacer frente a los gastos básicos de cada mes. También cerca de un tercio dice haber tenido que enfrentarse a la inseguridad en relación a su vivienda en el último año.
"Somos quienes hacen la magia", reivindica L. Slaughter. "Necesitamos que Disney nos pague un salario digno", agrega. Ella se encarga de la presentación del parque dedicada a Toontown y tuvo que pasar dos años viviendo en un coche mientras trabajaba en Disney, antes de ser capaz de hacer frente al gasto que supone su actual apartamento, pequeño y a una hora aproximadamente en coche de Disneyland. "Fue el momento más bajo de mi vida. Doy gracias a mis perros que me mantuvieron con vida", confiesa la trabajadora.
"Pasé mucho tiempo buscando un lugar seguro en un párking para vivir porque, los empleados, no podemos dormir en los del parque", cuenta al medio británico BBC. Ahora se enfrenta a un nuevo problema por los bajos sueldos. "Mi alquiler ha aumentado 200 euros, ya no puedo hacer frente al pago". Slaughter sobrevive difícilmente y asegura tener que subsistir en numerosas situaciones a base de arroz y pasta.
Los bancos de alimentos se convierten en el "mayor salvavidas" con menos de 20 dólares por hora de salario
Slaughter tiene un salario de 19,90 dólares por hora gracias a un mandato de salario mínimo que se probó en la cuidad en 2018. Disney puso todas sus armas para luchar contra esta subida de salario, pero aún así prosperó. Sin embargo, los trabajadores siguen demandando un aumento porque lo consideran "insuficiente" para sobrevivir en California. Y, los datos les dan la razón.
Una calculadora de salario digno elaborado por el Massachussets Institute of Technologgy asegura que una persona corriente sin hijos a su cargo necesitaría un mínimo de 30,48 dólares por hora para poder costearse un alojamiento y una vida cerca de Disneyland, en Orange City, a 48 kilómetros de Los Ángeles.
Otros trabajadores han confirmado que siguen en su puesto porque aseguran "amar a la marca e Disney". Este amor se traduce en una dependencia de las generosas prestaciones sanitarias y de los bancos de alimentos que se han convertido en su "mayor salvavidas".
Desde la dirección de Disney, aseguran estar dispuestos y comprometidos a negociar con los 'miembros de reparto' (término que utilizan desde la empresa para referirse a los trabajadores que desempeñan el pale de princesas y piratas, a los cocineros o a los conserjes que mantienen el parque).
"Respetamos y valoramos a nuestros miembros del elenco y reconocemos el importante papel que desempeñan en la creación de felicidad para nuestros huéspedes", escribía Disney en un comunicado oficial.
Las conversaciones con los sindicatos se reanudarán el 22 de julio con amenazas de huelga más vivas que nunca
También en ese comunicado, se confirmaba desde la dirección que reanudarán las negociaciones con los sindicatos el próximo 22 de julio. Aseguraban, además, estar dispuestos y comprometidos a "alcanzar un acuerdo que se centre en lo que más importa a nuestros miembros del elenco actuales, nos ayude a atraer a nuevos miembros del elenco y posicione a Disneyland Resort para el crecimiento y la creación de más puestos de trabajo”, asegura la dirección.
La trastienda de un parque de atracciones
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Los trabajadores en las protestas celebraron unas votaciones en las que se aprobó por unanimidad la posibilidad de convocar una huelga oficial. Sería la primera en 40 años después de la última que tuvo lugar en 1984 y duró 22 días.
Las demandas de los empleados son económicas, pero la denuncia va más allá. Los protestantes fueron sancionados por llevar insignias de Mickey y por distribuir información sindical a las puertas del parque. A esto que une que, el pasado mes de junio, los sindicatos presentaron cargos por prácticas laborales injustas ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales contra Disney por "disciplina ilegal, intimidación y vigilancia de los miembros del sindicato que ejercen su derecho a llevar botones sindicales en el trabajo".
Otros escándalos que salpican a Disney: sanciones por insignias sindicales y denuncias por disparidad salarial
Después de 37 años trabajando para Disney, Colleen Palmer, recibe 24 dólares a la hora por 'azafata de mercancías'. Es una de las negociadoras de UFCW 324 y denuncia que menos de 30 minutos después de ponerse una insignia sindical, le ordenaron que se la retirase. Esta trabajadora demanda unas mejores condiciones salariales que se ajusten a su labor: "garantizar la mágica experiencia de los visitantes del parque".
Además, exige una mayor equidad salarial entre los trabajadores y los ejecutivos de Disney alegando que la compensación del CEO de Disney, Bob Iger, fue de 31,6 millones de dólares en 2023, "cientos de veces la cantidad que reciben los miembros del reparto de Disneyland".
"Te estoy haciendo ganar ese dinero, para que ahora puedas comprar ese equipo deportivo", dice la empleada en referencia a la noticia de que el Iger y su esposa se habían hecho con el equipo de fútbol Angel City Football Club.
Ser empleado de Disney: el sueño de algunos y la pesadilla de quienes lo son
A pesar de lo que mucha gente pueda pensar, trabajar para Disney, denuncian los empleados, no es un sueño. Muchos lo consideran una carrera más que un empleo. La mayoría son fans de Disney, por lo que lo toman como un culto a la marca. Pero no es oro todo lo que reluce.
Si bien es cierto que los trabajadores del parque reciben beneficios como entrada gratis al parque para ellos y sus familiares, también denuncian que la empresa no es flexible cuando se trata de problemas personales y asuntos o crisis familiares. Además, muchos de ellos, dadas las malas condiciones salariales, se ven obligados a buscar un segundo o, incluso un tercer empleo, algo difícil de compaginar con los "imprevisibles" horarios de Disneyland.
Para algunos estudiantes y algunos jubilados, trabajar a tiempo parcial en uno de los parques temáticos más famosos del mundo puede ser el trabajo soñado, no lo es para el resto de trabajadores. No proporciona un salario digno a la gente de Anaheim y sus alrededores (donde de media los apartamentos superan los 2.000 dólares al mes), cuyo mayor empleador es Disneyland.
"Sin nosotros, Disney sería como cualquier otro sitio", dice Morgan, un empleado que vivió en hostales durante cuatro años con sus hijos tras la ruptura de su matrimonio y la incapacidad de hacer frente a otra posibilidad de alojamiento. Cuenta además que, cuando sus hijos estaban con su madre, vivió a la intemperie. En la actualidad, compagina su trabajo en el parque con otro empleo como reclutador. Así, es capaz de permitirse un apartamento de alquiler.
Pero se siente orgulloso de su trabajo y de sus compañeros. La magia, dice Morgan, "no son los muñecos, somos nosotros. Al menos respétennos pagándonos un salario digno".