Liv Ullmann: "Es importante que seamos conscientes del sufrimiento del mundo, en Sudán, en Gaza, en Israel o en EEUU"
La actriz de películas como 'Persona' o 'Sonata de Otoño' y directora de 'La señorita Julia' recoge el Masters of Cinema del Atlàntida Mallorca Film Festival que organiza Filmin estos días en Palma
A sus 85 años, la actriz Liv Ullmann mantiene mucho de ese estatus de leyenda del cine de autor, también un halo de timidez que, dice, siempre le ha acompañado y ha condicionado muchas de las decisiones de su carrera, como decir no a directores importantes de Hollywood, como Alfred Hichtcock o Brian de Palma. "Siempre pensaba que si me subía a un avión para rodar con ellos, igual se arrepentían de haberme elegido", decía en un encuentro con el público y con la prensa en el Atlàntida Mallorca Film Fest, festival de cine que organiza Filmin y que le entregará el premio Masters of Cinema. "Cuando he llegado aquí a Palma también he tenido esa sensación de a pensar si se arrepienten de haberme invitado. Es una tontería, pero quizá todos lo pensamos pero no nos atrevemos a decirlo. Yo quiero decirlo, porque de alguna manera compartimos esa sensaciones, esa soledad. Es importante y bueno saber qué pasa en el mundo en este momento, porque no estamos sol. Es importante que sepamos cuál es el sufrimiento del mundo, en Sudán, Gaza, en Israel, en Estados Unidos. El arte nos ayuda a recordar quiénes somos", explicaba la actriz quien, en realidad, debía haber recogido el galardón hace un año, pero la actriz se puso en huelga, como todas y todos los miembros del sindicato, el Screen Actors Guild. "Fue importante, porque luchábamos contra el sistema, pero también contra la inteligencia artificial y cómo puede afectar a nuestra profesión", insistía la que fue fundadora de la Woman Refugee Comission de Unicef.
Sus ojos azules, esos que soportaban los primeros planos que realizaba el cineasta sueco Ingmar Bergman en películas como Persona o Sonata de otoño, siguen brillando cuando habla de su vida, de su pasado y del arte. "Lo que me gusta de esas escenas es que se acercan a ti como se acerca una persona que te ama. La cámara hace eso, se acerca, y yo como actriz puedo dejar que la cámara se acerque y me vea como soy. Con Ingmar era más especial porque él estaba detrás de la cámara y yo sabía que estaba ahí", contaba sobre esa forma de rodar que fue la tecnología la que terminó con ella. "Me han hecho esa observación otras veces y pienso que no sé qué hay de malo en divertirse. Sé que no podría haber hecho esas películas sin mi. Me gustaba su cine antes de conocerlo. Lo conocí en la calle, con mi amiga Bibi Andersson, habló con las dos y me propuso salir en una película suya. Me hizo muy feliz y me siento orgullosa de haber sido su musa".
Fue su hija, la escritora Linn Ullmann quien en su novela Los inquietos hablaba de que su padre, Bergman, solía decirle a su madre que ella era su Stradivarius. En una sociedad patriarcal, la industria del cine mantuvo y reprodujo esos roles, y siempre consideró a la actriz como la musa del director. El director fue su pareja durante cinco años, y el padre de su hija, además de autor de las mejores películas de su filmografía, eso a pesar de haber trabajado también con directores como Mario Monicelli, Jan Troell, Richard Attenborough, de haber interpretado en teatro y en inglés los papeles protagonistas de Anna Christie y Casa de muñecas, de haber dirigido cinco largometrajes, de haber competido en Cannes, de haber estado nominada al Oscar como mejor actriz en dos ocasiones y de convertirse en la primera intérprete escandinava con un Oscar honorífico desde Greta Garbo.
De la Garbo ha contado una de las anécdotas más divertidas. "Fue hace 50 años. Yo ya me creía toda una sensación mundial. Estaba en Broadway, estaba haciendo un musical que escribieron para mi. Iba por la calle en Nueva York y veo a Greta Garbo. Tenía que decirle que estaba haciendo el mismo papel que hizo ella, Anna Christie, y que estaba tan feliz de eso. La perseguí y ella salió corriendo. Y yo corría también. Se metió en Central Park y aprendí que por qué ella iba a saber quién era yo. Me llevó años comprender lo afortunada que era yo. Sabía que ella estaba sola, y yo estaba rodeada de muchos amigos hasta hoy. Nunca he estado sola en el trabajo, ni en la vida. He sido afortunada de haber trabajado con mucha gente y aprender siempre con ellos". Esa idea de tener amigos y de no estar sola, de conocerse y saber dónde hay que estar y cómo es una de las cosas que más clara tiene la actriz sueca. "He tenido la fortuna de haber trabajado con gente increíble, mi experiencia como actriz, pero también como publico, de leer, de ver a una bailarina, de escuchar música, el haber podido vivir en un mundo en el que he tenido una vida privilegiada por ser parte del arte", reconocía emocionada.
Eso es también lo que emana de la serie documental que puede verse en Filmin, Liv Ullmann: El camino menos transitado, de Dheeraj Akolkar. Se trata de un homenaje a la actriz y directora en la que habla ella misma, pero también compañeros de trabajo como John Lithgow, con quien trabajó en Broadway, Jessica Chastain, a la que dirigió en una adaptación al cine de Señorita Julia de Strindberg, y que después retomó el papel de Ullmann en un remake de Secretos de un matrimonio o Cate Blanchett, que fue la Blanche de Un tranvía llamado deseo en el teatro bajo la dirección de Ullmann. La película le permitió recordar y rememorar su propia carrera. "Pensé mucho sobre mi vida. Quién fui y quién soy. Para mí, la respuesta más importante es que no estamos solos y esa es la lección más importante que aprendí rodando esta serie". Una carrera que empezó realmente a los 13 años, en una fiesta en casa de su madre, cuando la hizo leer un cuento de Christian Andersen en medio de una Nochevieja. "La gente se quedó callada y sentí esa conexión con ellos. Así es como me convertí en actriz”. Después tuvo su primera audición y su primer rechazo también. Fue en un Romeo y Julieta. Sin embargo, esa audición fallida la llevó a protagonizar una versión teatral de El diario de Anna Frank. "Fue la última vez que me rechazaron, porque después ya no volvió a pasar”. La actriz quiso también elogiar a Filmin, plataforma que cree en el cine de autor. “El cine es por eso tan importante. Es el lugar para las personas que no pueden salir de casa, ese lugar en el que cantantes, bailarines, actores muestran quiénes somos y por qué estamos aquí. Por eso me gusta tanto Filmin, porque la gente en su casa puede ver lo que una artista puede hacer. Me siento orgullosa de ser una artista y ser parte de eso”.
Dice que está muy unida a su hija y a su nieto, que debutó como director en este pasado Festival de Cannes y que esa sensación de humildad y timidez también la acompañó en su debut como directora. "Yo ya había escrito antes, escribí un libro. Escribí un guion para una productora danesa. Les gustó y me dijeron si lo quería dirigir. Le pregunté a Ingmar si creía que podía dirigir una película y me dijo que sí, que podía. El primer día estaba tan insegura que iba al director de fotografía y le preguntaba si quería un café o iba al montador y le preguntaba si necesitaba algo, hasta que alguien me dijo, para, eres la directora, deja de hacer eso".
La actriz ha compartido la despedida con el director sueco. Primero en su último rodaje juntos, el de Saraband, una continuación de Secretos de un matrimonio. "En ese rodaje, en digital, Ingmar estaba en la habitación de al lado, y no tras la cámara como siempre. Los dos sentimos que habíamos perdido esa conexión. En la última toma me dijo, no me quedo a cenar, me voy a la isla, a Faro, y nunca más dejó esa isla. Pasaron varios años, y yo durante ese tiempo dirigí dos de sus guiones, después escuche que estaba moribundo y alquile un avión privado para ir a verle, entré en la habitación y fue la última noche de su vida, cosa que no sabía. Cuando hicimos esa última película digital, hubo una escena en la que el personaje visita a su marido, nos habíamos divorciado durante bastante tiempo, y pregunto por qué volvía y mi personaje respondió porque me has llamado. Y en Faro, cuando yo entré en su habitación, él también estaba en su habitación, le tomé la mano y le dije, yo creo que no estaba hablando conmigo, sabes por qué he venido, Ingmar, no me contestó. Porque me has llamado. Estuve un rato con él y unas horas más tarde murió", contaba.
Después de Mallorca, dice que volverá a escribir un libro en el que está trabajando. "No más películas, no más teatro, pero sigo escribiendo y he empezado un libro, La hora azul, que será mi tercer libro. Usaré ese libro como un diálogo con mi yo de entonces y mi yo de ahora, lo haré sola, y me hace mucha ilusión y pienso en eso y me apetece volver a casa para seguir escribiendo", decía ante los aplausos.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...