Es 23 de julio. A esta hora, estaban a punto de abrir los colegios electorales. Las encuestas pronosticaban que PP y Vox sumarían mayoría. Dicen que algunos se imaginaron ministros. Ha pasado un año y el gobierno lo preside Pedro Sánchez. Ha habido amnistía y protestas por la amnistía. Hay choques entre el poder judicial, el legislativo y el ejecutivo. Hay un tono crispado todo el rato. Un juez investiga a la mujer del presidente del Gobierno, que se tomó cinco días de pausa por ello y anunció un plan para regular bulos. El ministro de Justicia lo ha definido como una «persecución política despiadada». El juez Peinado podría tomar declaración por escrito, pero prefiere en fase de instrucción ir a Moncloa y grabar a Sánchez. Vox pidió su declaración. El juez le interrogará por cuestiones que no tienen que ver con que sea el presidente, pero lo que se supone que lo que investiga es si influyó el hecho de que sea el presidente. La Guardia Civil no ha visto indicios y la Fiscalía ha advertido de que se investigan cosas que no estaban en la querella inicial de Manos Limpias, querella que Manos Limpias admitió que igual se basaba en falsedades. El PP señala que Sánchez estuvo en alguna de las reuniones que tuvo Begoña Gómez en la Moncloa y pide la dimisión del presidente. Elecciones, pide la oposición, después de un ciclo electoral que ha tenido gallegas, vascas, catalanas y europeas. Elecciones, un año después de aquellas elecciones de julio en las que pasó aquello que muchos no pensaron que fuera a pasar. Así estamos, un año después.