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25 años después del primer naufragio: la ruta canaria es la más mortífera del mundo

Este miércoles se cumple un cuarto de siglo de la primera tragedia documentada en la ruta hacia las islas el 24 de julio de 1999 en la playa de la señora (Fuerteventura). "Esto no va a parar nunca", asegura Boutilis El Hosain, uno de los primeros supervivientes, que tuvo que tirar por la borda los cuerpos de 9 compañeros de la patera y que ahora vive en Francia con su familia

Enviado especial a París

Era su tercera patera. Era por la tarde. Era el quinto día de ramadán de 1999 y se iba a convertir en el tercer naufragio documentado en la ruta hacia Canarias. El primero, del que se cumplen hoy 25 años tuvo lugar en la playa de La Señora, en el sureste de Fuerteventura, cuando un grupo de nueve jóvenes marroquíes de Guelmín morían ahogados a solo unos metros de la orilla después de encallar con unas rocas. El segundo dejó los muertos en las costas de salida, cuando otra barca de pesca, más tarde bautizadas como "pateras", volcaba con una quincena de saharauis en las playas del Aaiun en noviembre de ese mismo año.

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Hosein, que tenía entonces 24, es hoy "desgraciadamente" el mejor cronista del tercer naufragio porque consiguió sobrevivir para contarlo. Hoy, en su vivienda familiar, a las afueras de París, que comparte con su mujer, asegura que le ha narrado muchas veces a sus dos hijas y a su hijo que lo que vivió fue "peor que cualquier película de terror", que cualquier guion de tragedias en el mar, "como el Titanic, que duró dos días, imagínate la película que se puede hacer con lo nuestro, 15 días de muerte, tuvimos que tirar por la borda nueve cadáveres y solo sobrevivimos seis", advierte al inicio de su relato cronológico.

Un grupo de chavales de Sidi Ifni acaba un partido de fútbol, pasan por sus casas a ducharse y cambiarse, y pocas horas después navegan en una patera sobre el Atlántico el 13 de diciembre de 1999. Pensaban que llegarían a Canarias "en uno o dos días", pero después de un "error brutal, por no cargar comida y bebida suficiente y por una tempestad, vivimos los 15 días de la historia más terrible que puedas imaginar. Al segundo día nos quedamos sin agua y al octavo comenzaron a morir, cada día uno o dos muertos y los tirábamos por la borda, los primeros en morir fueron los dos niños, Bondouk y Abdelatif, que era diabético, tenían 14 o 15 años, fue terrible", recuerda con todo detalle Boutilis El Hosain, al que la SER ha localizado 25 años después en Francia.

"Se llamaban Trissi, Driss, Bondouk, Abdoulatif, Abdala y los otros cuatro nombres no los recuerdo, había otros dos hermanos entre los muertos que eran de Juribga y otros dos eran de Casablanca. No recuerdo cómo se llamaban porque no eran de Sidi Ifni", detalla Hossein, poniendo nombres a algunos de los primeros muertos de la que es hoy la ruta más mortífera del mundo para las personas que tratan de cruzar fronteras por vías marítimas. A los nueve de Guelmín, los que encontraron la muerte en Fuerteventura hace hoy 25 años (algunos de los cuales fueron repatriados para ser enterrados en su tierra), le sucedieron en esta lista macabra de tragedia estos otros nueve jóvenes compañeros de viaje de Hosein, que yacen para siempre en el fondo del Atlántico, como la mayor parte de las más de 21.000 víctimas mortales de la ruta a Canarias en estos 25 años.

Tal y como consta en el especial que la SER realizó en 2014, en el 20 aniversario de la llegada de la primera patera a Canarias (agosto de 1994), de la que se cumplirán tres décadas en unas semanas, hasta entonces habían sido documentados, desde el 26 de julio de 1999 a agosto del 2014, 1.779 muertos y desaparecidos solo en esta ruta. El dato actualizado, cruzando datos oficiales, informaciones periodísticas de medios españoles y de los países de origen y tránsito, y también de observatorios de derechos humanos, los corredores marítimos hacia Canarias se han cobrado la vida de más de 21.000 personas en estos 25 años, según los datos recopilados por la SER.

Boutilis El Hosain, uno de los primeros supervivientes

Boutilis El Hosain, uno de los primeros supervivientes

Sólo desde el 1 de enero de 2018 al 1 de junio de este año 18.680 personas han perdido la vida en esta ruta atlántica hacia España

Las muertes se han disparado en paralelo al aumento considerable del número de personas que han cruzado a Canarias especialmente en la última década. Según los datos oficiales del Ministerio del Interior, desde la primera patera que llegó a las islas el 28 de agosto de 1994 a finales de 1999 llegaron a las islas 5.320 personas en esas precarias barcas de pesca.

Después de aquel primer naufragio documentado en julio del 1999 o de este que narra Hosein, el número de supervivientes que siguió jugándose la vida para alcanzar esta orilla se siguió multiplicando: 92.092 supervivientes alcanzaron las islas canarias del 2000 al 2009, más de un tercio de ellos en 2006, cuando se abrió la ruta de los cayucos desde Mauritania y Senegal.

De 2010 a 2019, se produjo el rimo de llegadas más lento desde que se abrió la ruta con 7.171 rescatados, pero solo en los últimos cinco años han llegado más personas en pateras y cayucos que en los 25 años previos juntos: 120.905 supervivientes del 2020 al 4 de julio de 2024, según datos oficiales.

Con todo esto, sólo desde el 1 de enero de 2018 al 1 de junio de este año 18.680 personas han perdido esta ruta atlántica hacia España, según datos del Colectivo Caminando Fronteras, que recopila de las llamadas directas de los náufragos cuando tienen dificultades y piden auxilio o de sus familiares que se ponen en contacto con la organización buscando algún rastro de sus seres queridos. Y es que a la muerte de sus seres queridos hay que añadir el sufrimiento de no saber si sus cuerpos yacen en un cementerio canario o se han quedado en el fondo del mar. Según Caminando Fronteras y otras organizaciones internacionales, la gran mayoría de los cadáveres nunca se recuperan o aparecen. Solo Caminando Fronteras documenta también los muertos de los náufragos en alta mar o en las costas de salida de las barcazas.

Las dificultades para acceder a la información oficial tampoco se lo facilita a las familias. Otros estudios, como el realizado en Canarias por el Comité Internacional de la Cruz Roja entre el año 2020 y 2021, solo pudieron constatar 158 muertos que llegaron a Canarias o fallecieron inmediatamente después en hospitales y otros centros. Según un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja que analizaba las rutas migratorias hacia Europa de 2014 a 2019, hubo 230 migrantes y refugiados muertos cuyos cuerpos llegaron a las islas o fallecieron poco después. En 2022, solo se recuperaron y enterraron, según esta misma fuente.

La Asociación Entremares, que este sábado rendirá en Fuerteventura un homenaje a todos los fallecidos en este cuarto de siglo ante el monumento que colocó esta asociación en la playa de la Señora en el décimo aniversario de la primera tragedia en 2023, solo pudieron recuperarse 23 cadáveres de las tragedias que acontecieron cerca de las islas.

Monumento en homenaje a todos los fallecidos en este cuarto de siglo en una playa de Fuerteventura

Monumento en homenaje a todos los fallecidos en este cuarto de siglo en una playa de Fuerteventura

Un cuaderno azul

En el caso del naufragio al que consiguió sobrevivir Hosein, no llegó ningún cadáver a puerto, los registros civiles no tienen constancia, pero su cuaderno certifica cada uno de esos muertos que no constan en las cifras oficiales. De aquella odisea desde el 13 de diciembre hasta el 28, cuando fueron localizados por un “enorme buque mercante italiano", tiene anotados todos los detalles en un cuaderno azul donde además ha colocado fotos de sus compañeros de odisea: a la izquierda los muertos, en la página de la derecha, los vivos. También tiene el listado de los nombres e imágenes de sus compañeros de viaje en los dos primeros intentos en patera y hasta cuanto habían pagado por el viaje.

"Algunos pusieron 10.000 y otros 20.000 dirhams", según su relato escrito a mano. Hosain había llegado ya en septiembre a la isla de Lanzarote y había sido expulsado de vuelta, en su primer intento tuvieron que volver a las costas africanas por un temporal, pero esta vez pensaba que a la tercera sería la definitiva para emprender una nueva vida.

"Pasamos el primer día y se rompió el motor. Y el segundo día, no hay agua. No hay agua, no hay cosas para comer, y comenzó la historia. Era Ramadán para nosotros, un momento que recuerdo bien, porque además no subimos mucha comida ni agua porque estábamos haciendo el ayuno, y como yo tenía experiencia, esperábamos llegar a Canarias en uno o dos días, pero cometimos ese error de no llevar víveres ni agua suficiente. Éramos 10 amigos de Sidi Ifni (y comienza a señalar las fotografías en su cuaderno) y otros llegados de Agadir y Casablanca, era algo más organizado entre amigos, no como ahora, que creo que ahora es comercial", detalla sobre la mesa camilla del humilde salón de su casa.

"Teníamos que tirar cuerpos por la borda"

Su peor recuerdo es el de los primeros muertos. "Los dos niños dormían a mi lado, los dos son los más jóvenes, murieron casi al mismo tiempo. Por la mañana tuvimos que tirar sus cuerpos por la borda, yo mismo con mis brazos ayudé a sacar a los dos", recuerda frotándose la cara y los ojos. "La primera vez lo intenté en agosto de 1999, pero tuvimos que dar la vuelta de nuevo a tierras africanas porque el temporal hacía muy peligrosa la ruta. A la segunda, en septiembre de ese año, conseguimos desembarcar por fin en Lanzarote, pero fuimos expulsados a Málaga y de allí a Nador". Fue apenas dos semanas después de haber conseguido cruzar con éxito por primera vez los 100 kilómetros que le separaban de la orilla saharaui a la canaria. La tercera, fue la de la tragedia de la que hoy hace memoria, el tercer naufragio documentado en la ruta canaria.

Desde que fue desembarcado en Gran Canaria, el 28 de diciembre de ese año, pasó muchos días semi inconsciente en el hospital, sólo recuerda que cuando se despertó "ya era enero del año 2000". Dice que está vivo porque él apenas bebió agua del mar, lo que si hicieron cada uno de sus nueve compañeros de viaje que fueron muriendo. "Yo solo bebía un sorbo al día, algunos bebían mucha agua del mar, desesperados. Hubo casos que perdieron la cabeza, tenían alucinaciones y llegaron a querer lanzarse ellos mismos al mar. Los conseguimos parar, pero al octavo día comenzó. Muchas mañanas nos depertábamos y había un nuevo muerto. Cuando nos rescataron, ya estábamos muy mal y, de hecho, nosotros creíamos que había tres muertos más porque no se movían, pero ya no teníamos fuerzas para lanzarlos al mar y al final resultó que estaban vivos, menos mal que habíamos perdido la fuerza para tirarlos. El último que tiramos al mar, fue quien estaba cerca de mí, era Jawadie, mi gran amigo, que estaba cerca de mí, había muerto, solo unas horas antes de que llegara el buque italiano", lamenta, y resopla cuando le preguntamos que piensa hoy 25 años después de aquellas primeras muertes de la que fue testigo "esto no va a parar nunca", tuerce el gesto.

Cuando Hosein se recuperó, fue él mismo el quien pidió ser devuelto a Marruecos para convertirse en el portador de las peores noticias. Cada familia, la de cada uno de sus amigos y compañeros de travesía fueron pasando por su casa para saber si su ser querido seguía o no con vida, no se fiaba de las noticias que le llegaban de conocidos desde Canarias. Algunos le suplicaban que les dijeran donde estaban los cuerpos o como habían muerto. "Fue muy duro confirmarles que sus hijos o hermanos habían muerto, fueron los primeros muertos de las pateras de Sidi Ifni, impactó muchos años, se pararon las salidas un poco de tiempo pero volvieron a salir pateras, muchísimas en estos 25 años".

Hosein acabó entrando y quedándose en España a la cuarta, pero no ya en patera. En 2003 se casó con una catalana y trabajó allí en la construcción hasta que la crisis económica de 2007-2008 lo dejó en el paro y tuvo que volver a emigrar, esta vez a Francia, donde ha hecho "de todo". "Soy un busca vidas como decís en España, desde trabajar en fábricas de coches a otros oficios, al final Francia sin los inmigrantes no sería posible, como España. Deberían permitirse otras vías de entrada, claro que no le recomendaría a nadie que viniera en patera, pero entiendo que lo sigan haciendo, porque Francia, España y Europa siguen robando en África y no dejan venir a los africanos de manera segura y con papeles", denuncia.

25 años de muertes y de fracaso de un modelo migratorio que no solo afecta a la ruta Canaria, que sigue excluyendo a los pobres de las rutas seguras para poder instalarse en Europa. Un cuarto de siglo de muertes evitables, de miles de vidas estrelladas contra nuestras fronteras marítimas, burocráticas y mentales, esas que el discurso de odio y la xenofobia tratan de normalizar frente a la realidad; nunca como hasta ahora han muerto más personas cruzando fronteras en el planeta por el simple hecho de poner su vida a salvo o buscar prosperidad para los suyos. El fracaso de las administraciones y la impunidad de los Estados en la violación periódica de los derechos humanos no augura que en 25 años estemos hablando de un escenario muy diferente.

 
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