Rafa Nadal se despide de los Juegos Olímpicos en medio de la tremenda ovación de la Philippe Chatrier
El manacorí dice adiós a París 2024 después de caer en los cuartos de final del dobles junto a Alcaraz
No pudo ser. Se acaba el sueño de 'Nadalcaraz' en París 2024 y, con ello, se acaba también la participación de Rafa Nadal en estos Juegos Olímpicos. No es una participación cualquiera, además, porque a sus 38 años, todo apunta a que podría ser la última cita olímpica del manacorí. La pareja española se ha encontrado en cuarto de final con una temible pareja de dobles, los estadounidenses Krajicek y Ram. Encaramados a la red y volea tras volea, se han llevado el partido y con él, la ilusión de una medalla en dobles que muchos daban por segura.
El partido, este último encuentro de Nadal en los Juegos Olímpicos ha venido a ser, cosas del destino, en la pista Philippe Chatrier. La pista, que sirve de escenario principal al torneo de Roland Garros está inevitablemente ligada al nombre de Rafa Nadal, que hasta en catorce veces ha conocido la victoria sobre la arcilla francesa. Así que hoy ha tenido que despedirse por todo lo alto, mientras un Alcaraz muy respetuoso daba un paso a un lado para que 'el rey' se despidiera de su pista fetiche.
Con el público entregado, tanto como lo habían estado durante los dos sets en los que la pareja española no ha podido comparecer ante los estadounidenses, Nadal ha alzado la mano para agradecer el cariño y el reconocimiento de la pista central. A pocos metros, Alcaraz aplaudía como uno más, como un mero espectador, consciente de que, durante dos partidos de estos Juegos, había cumplido su sueño de niño compartiendo pista con su gran ídolo.
Cargado con sus dos bolsas al hombro y con una enorme tristeza que se asomaba en forma de lágrimas en sus ojos, Nadal se retiraba de la pista como otras miles de veces en su carrera. Con el sabor amargo de una segunda derrota en París, después de caer ante un Djokovic muy superior en el cuadro individual, Rafa se despide de los Juegos Olímpicos, de París, de la Philippe Chatrier y, dios no lo quiera, del tenis.
Alcaraz, que había estado apartado hasta ese momento, quiso acompañar a su ídolo entonces, en su camino al túnel de vestuarios. Nadal ya se marchaba con la cabeza baja, con el inevitable dolor de la derrota y la despedida, pero con la mano de Alcaraz, firme, apoyada sobre su hombro, en una imagen que bien puede representar el relevo del tenis español del más alto nivel. Ovación cerrada de la Philippe Chatrier para una leyenda, su leyenda. Una ovación a la altura de los más grandes. A la altura de Don Rafael Nadal.