Éxito, medallas y popularidad
No está claro que el éxito pueda medirse sólo con las medallas
Madrid
Fue un superjueves ayer, día de medallas olímpicas. El día en que admiramos a Pau Echaniz y Enmanuel Reyes y María Pérez y Álvaro Martín que, en estos tiempos de popularidad tan fácil en redes sociales, son populares estos pocos días: son populares por su esfuerzo si consiguen una medalla. La medalla con la que soñaba Pau Echaniz, según contó él mismo aquí en la SER.
Éxito, medallas y popularidad | La crónica de Sastre
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Ocurre que a veces, después de cuatro años de entrenamiento y sacrificio en la más absoluta discreción, puede ser una mala caída, un calambre, un milímetro o una milésima de segundo lo que separa una medalla de un diploma olímpico. Y casi parece que un diploma sea poca cosa. No está claro que el éxito pueda medirse sólo con las medallas y, en cambio, parece que no haya éxito sin medalla.
Recién terminada la marcha que le dio el bronce, Álvaro Martín habló en televisión Española, nos dio su definición del éxito. Que la gente piense que ha ganado una medalla ese tío que es normal, de carne y hueso, de pueblo. Ese tío que tiene dos carreras universitarias, dijo Álvaro, sin que yo sea un lumbreras. Quiso mandar este mensaje.
No me creo un superhéroe, y aun así he conseguido mi medalla olímpica y mis carreras universitarias intentando ser la mejor persona posible. Cualquiera diría que Álvaro Martín consiguió primero el éxito y que luego llegó la medalla. Qué bien que él, María, Pau y Emmanuel hayan conseguido la popularidad que merece, antes de que se nos olvide.