El regalo más especial de Liliana Fernández tras caer en los Juegos Olímpicos que vale más que una medalla de oro

Madrid

Liliana Fernández Steiner llegaba junto a su pareja de juego Paula Soria al partido de octavos de final de los Juegos Olímpicos después de conseguir la clasificación in extremis. La pareja marcada por la veteranía de Fernández que disputaba sus cuartos juegos, y la juventud de Soria quien se estrenaba en la competición olímpica, quería romper la barrera histórica que ha separado a España de los cuartos de final de los JJOO de vóley playa en todas las ediciones anteriores. El escenario, a los pies de la Torre Eiffel, no podía ser mejor.

Las españolas se medían a la pareja suiza Hubberli y Brunner en busca de meterse entre las ocho mejores del mundo y continuar el camino hacia el sueño de la medalla de oro. La igualdad brillaba en el marcador hasta que las helvéticas fueron capaces de hacerse con el primer set 21-23. Quedaba un segundo set para buscar la heroica pero las fuerzas de la pareja española se fundían y las serbias se hacían también con el segundo set con un marcador de 16-21. El final del encuentro certificaba el pase de la pareja de la delegación de Serbia a los cuartos de final y la eliminación de la pareja de españolas. Pero este final, no solo era el final del partido. También era el final de la carrera de la veterana Liliana Fernández después de cuatro Juegos Olímpicos, que se retiraba de la pista con una ovación de ensueño.

La derrota española en los octavos de final de vóley playa hacía que la Fernández y Soria no pudieran culminar su buena actuación en los Juegos Olímpicos con una medalla. Lo que no esperaba Liliana Fernández es que ella sí iba a recibir una medalla. Y esta medalla vale más que una de oro. La atleta es madre de dos hijos y el mayor de ellos le ha regalado una medalla de papel elaborada por él mismo.

''Mi hijo me dice que soy una campeona y hoy me ha dado mi medalla de campeona'', decía Fernández emocionada mientras enseñaba la manuealidad orgullosa a la caámara.

Sin duda, un día que Liliana Fernández nunca olvidará. Se retira del vóley playa profesional entre aplausos y con un regalo que vale más que un oro olímpico, el amor de su familia.