Contra el turismo masivo, ¿y si nos quedásemos en casa?
Optar por las 'staytications' tiene muchas ventajas
Madrid
El turismo masivo o sobreturismo se produce cuando demasiados turistas visitan determinados lugares y sobrepasan la capacidad de estos destinos. Actualmente, este fenómeno preocupa a muchos pueblos y ciudades alrededor del mundo.
Ciudades tan fotogénicas como París, Venecia, Barcelona o Ámsterdam, y ahora también Valencia y Madrid, están sufriendo los efectos negativos del turismo de masas. Los problemas que conlleva el turismo masivo incluyen la erosión del patrimonio cultural, la subida de precios y la presión sobre los servicios públicos, entre otros.
En este escenario, surge el concepto de staycation, de stay (quedarse, en inglés) y vacation (vacaciones, en inglés también). Esta forma de pasar las vacaciones consiste en que las personas disfruten de su tiempo de vacaciones sin salir de su ciudad de residencia.
Lo que se plantea es si no será mejor disfrutar de los lugares que se tiene cerca para cuidar así de los destinos turísticos ya saturados, a la vez que se dinamizan los entornos propios.
Beneficios de las staycations
El término staycation se refiere a unas vacaciones en las que las personas deciden quedarse en su casa o en su área local en lugar de viajar lejos. Es una forma extrema de turismo de proximidad, que ha ganado notable popularidad en años recientes, especialmente durante la pandemia de covid-19, cuando las restricciones de viaje y las preocupaciones de salud limitaron las formas tradicionales de viaje.
Las vacaciones en casa tienen varios beneficios:
- Permiten ahorrar pues desaparecen los costes de transporte y alojamiento.
- Reducen el estrés de planificar y organizar los viajes.
- Facilitan el disfrute del descanso sin las complicaciones de los viajes a destinos lejanos (tiempos de desplazamiento, jet lag, papeleo, entre otros).
- Ayudan a desconectar de las preocupaciones cotidianas.
Además, hacen disminuir la huella de carbono vinculada con el transporte aéreo y otros medios de transporte de larga distancia, con lo que contribuyen a la sostenibilidad y a mitigar el cambio climático.
Impacto positivo en la economía local
Pasar las vacaciones en el entorno habitual puede tener un impacto positivo en la economía local. Cuando las personas gastan en actividades y servicios locales ayudan a la economía de su comunidad.
Así, los pequeños negocios, restaurantes, tiendas y atracciones locales se benefician directamente de este gasto. Y no es solo que estos negocios se mantengan en funcionamiento, así también se fomenta el sentido de comunidad y el aprecio por lo local.
Un ejemplo ilustrativo es el de Ámsterdam, donde las autoridades locales proponen a sus visitantes quedarse en casa para reducir la presión turística en su centro histórico. Por contra, se promocionan actividades culturales y recreativas solo para sus residentes, así como descuentos y ofertas especiales en atracciones locales.
Protección del patrimonio cultural y natural
Las vacaciones locales ayudan a preservar el patrimonio natural y cultural. Al reducir el número de turistas foráneos disminuye la presión sobre los destinos patrimoniales y los ecosistemas locales.
Esto es especialmente importante para los lugares especialmente afectados por una gran cantidad de turistas. Así, con menos visitantes las autoridades locales pueden implementar un plan de conservación más efectivo y sostenible.
En Japón, por ejemplo, están trabajando para que la gente visite los sitios históricos y los templos en temporada baja. Esto ayuda a aliviar la carga en los momentos de mayor turismo y fomenta un mayor respeto y comprensión hacia la cultura local.
Estas acciones ayudan a conservar los recursos locales y promueven el respeto y la responsabilidad hacia el patrimonio local.
Fomento de la cohesión social
Las staycations fortalecen la cohesión social al promover un mayor sentido de pertenencia y comunidad. Al participar en actividades locales, los residentes pueden interactuar y conectarse con sus vecinos, fortaleciendo los lazos comunitarios.
Además, ofrecen la oportunidad de redescubrir y valorar el entorno local, fomentando un sentido de orgullo y responsabilidad hacia la comunidad.
Esto es especialmente importante en ciudades donde la vida cotidiana puede ser muy individualista y los vínculos comunitarios pueden estar debilitados. Quedarse en casa puede servir de catalizador y revitalizar estos lazos y proporcionar una plataforma para la interacción social y el intercambio cultural.
Por ejemplo, la organización de eventos comunitarios, mercados locales y festivales culturales puede atraer a los residentes a participar activamente en la vida de su comunidad.
Estrategias para promocionar las staycations
Para maximizar el impacto positivo de esta modalidad vacacional, las autoridades locales y las organizaciones comunitarias deben adoptar estrategias de promoción efectivas.
Mediante campañas de marketing destinadas a los residentes, se pueden resaltar las atracciones, eventos y actividades disponibles en la localidad, alentándolos a explorar y disfrutar de su entorno cercano. Además, ofrecer incentivos financieros como descuentos y promociones especiales puede hacer que las vacaciones en casa sean todavía más atractivas.
Colaborar con negocios locales para crear experiencias únicas y personalizadas también puede aumentar su atractivo. Un buen ejemplo son los paquetes turísticos locales que incluyen visitas a museos, experiencias gastronómicas y actividades recreativas. Estos paquetes pueden proporcionar a los residentes una sensación de aventura y descubrimiento sin necesidad de viajar lejos.
No viajar puede ser una alternativa al turismo masivo que permite proteger y descubrir el entorno local. Además, son una opción saludable para las personas y sus ambientes, tanto física como mentalmente. Sin olvidar que favorecen la economía local y actúan como una herramienta de cohesión y compromiso social.
Al final, como en casa, en ningún sitio. ¿Verdad?
Jose Tomas Arnau Dominguez, Profesor en el área de ciencias sociales, Universidad Europea; Maria Sánchez de Mora Vidal, Coordinadora Grado en Gestión Turística y del Ocio de la Universidad Europea de Valencia, Universidad Europea y Vanessa Pérez Rodríguez, Docente de Traducción y Turismo, Universidad Europea
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.