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M. Night Shyamalan: "Hay monstruos que habitan entre nosotros"

El director estrena su última película, La trampa, cuando se cumplen 25 años de la llegada a los cines de El sexto sentido

M. Night Shyamalan dirigiendo a Josh Hartnett y a Saleka Shyamalan en una escena de La trampa.

“En ocasiones veo muertos”, confesaba asustado Cole, el niño interpretado por Haley Joel Osment en El sexto sentido. Un diálogo que se ha convertido no solo en uno de los más famosos del cine de terror sino de toda la historia del cine. Precisamente hace 25 años se estrenaba en Estados Unidos el film dirigido por M. Night Shyamalan y protagonizado por Bruce Willis. Era la tercera película del realizador, pero su éxito fue tan brutal, más de 670 millones de dólares recaudados en todo el mundo, que Shyamalan se convirtió en uno de los referentes del género del cine de misterio y terror. El film optó a 6 Oscar, entre ellos a mejor director y mejor guion original para Shyamalan. Luego llegarían más títulos, algunos excelentes como El protegido, Señales o El bosque, otros más irregulares como La joven del agua, El incidente o La visita, y siempre inquietantes como Múltiple, Cristal o Tiempo, que es una reflexión casi filosófica sobre la fugacidad de la vida. Filmes que hicieron que millones de espectadores estuvieran pegados a sus butacas esperando un sorprendente final, un giro inesperado, como el de El sexto sentido.

M. Night Shyamalan cumple hoy 6 de agosto 54 años. Nació en la India, pero creció desde niño en Pensilvania. El próximo viernes estrena en España su última película, La trampa, la historia de un psicópata, interpretado por Josh Hartnett, un asesino en serie apodado El carnicero, que vive como un ciudadano normal y que acude a un concierto con su hija. Pronto se da cuenta de que ese recital de una joven estrella pop, interpretada por Saleka Shyamalan, la hija del propio realizador es, en realidad, una trampa que ha montado la policía para atraparle. ¿Cómo escapar de un recinto rodeado por la policía, en el que hay más de 20.000 personas y sin abandonar a su propia hija? Ese es el quid que plantea esta vez Shyamalan.

“Dicen que Nueva York es el lugar más solitario que hay", nos cuenta el director durante su estancia en Madrid para promocionar la película. “Hay tanta gente que nadie te mira. Nadie te reconoce, desapareces en mitad de la multitud. Es lo que le pasa al personaje de la película. Es invisible para todas estas personas. Esta solo y sufriendo porque está tratando de escapar y todo el mundo a su alrededor está viviendo una experiencia diferente. Están pasando uno de los mejores días de su vida mientras él está pasando el peor día de su vida”, nos cuenta.

A lo largo de estas dos décadas y media Shyamalan ha ido explorando los miedos de la sociedad americana y del ciudadano de clase media. “La pesadilla del hombre urbano es que hay monstruos reales que viven entre nosotros. No tienen empatía ni tienen la capacidad de sentir. Esto es así y por eso da tanto miedo”, explica. Y nos da porcentajes. “No es un caso cada 300 millones o cada 100 o 200 millones. No. Un 3 ó 4 por ciento de la población no tiene nada de empatía. Eso no significa que estén matando a alguien ni que lo pretendan. Pero es un miedo real para nosotros porque en el extremo de ese porcentaje hay quienes necesitan hacer algo más sangriento que les excita y les impulsa a ir más y más lejos. Son monstruos reales y eso es lo que nos intriga tanto”, nos dice.

Saleka Shyamalan en una escena de la película La trampa

Saleka Shyamalan en una escena de la película La trampa

Saleka Shyamalan en una escena de la película La trampa

Saleka Shyamalan en una escena de la película La trampa

En estos 25 años desde que estrenó El sexto sentido Shyamalan ha sido testigo de la evolución del cine de terror. “Creo que hemos incorporado el humor al género”, analiza. “Durante mucho tiempo no fue así. El humor no funcionaba en las películas de terror en los años 80 y 90 y cuando una película de bajo presupuesto lo intentaba incorporar ya no se tomaba en serio porque no daba miedo. Yo creo que últimamente se hacen películas maravillosas en donde eso ocurre”, afirma. Y ¿Cómo ha influido él en los nuevos directores de misterio y terror? El bosque, le planteamos, se anticipó varios años al renacimiento del llamado folk horror con títulos como La bruja, Lamb o Midsomar, entre otras. “Es difícil decir si alguien ha puesto su atención en cosas que yo he hecho”, nos contesta modestamente. “Yo creo que a todos nos influye lo que hacen los demás directores y guionistas. Nos influimos unos a otros. Si veo una pintura y me gusta me influye. Es evidente que los comics, los aliens, los fantasmas, las referencias bíblicas son historias universales que nos conectan a todos”, dice.

Josh Hornett y Ariel Donoghue en una escena de La trampa

Josh Hornett y Ariel Donoghue en una escena de La trampa

Josh Hornett y Ariel Donoghue en una escena de La trampa

Josh Hornett y Ariel Donoghue en una escena de La trampa

Con La trampa Shyamalan rompe la tendencia minimalista de sus últimas películas como La visita, Tiempo o Llaman a la puerta, filmes con pocos personajes y rodado en pequeños escenarios. “Creo que La trampa sigue siendo minimalista”, nos rebate. “Es verdad que hay 20.000 personas en un concierto, en estadio muy grande, pero para el protagonista se convierte en un espacio muy pequeño. Disfruté mucho de todo el proceso, conectando los detalles del concierto, que era un concierto real y que va sucediendo frente al protagonista. Para mí, como artista, fue muy satisfactorio hacer algo con mucha dedicación, que apenas se veía, pero que afectaba a los personajes principales”.

Y es cierto. La trampa transcurre casi en su totalidad en un multitudinario concierto. Una película, como todas las de Shyamalan, con giros de guion y sorpresas tan audaces y divertidas como inverosímiles. Así sigue siendo su cine 25 años después de que el niño de El sexto sentido confesara aterrado que en ocasiones veía muertos.

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo...