Un escándalo, un intento de espionaje y una renuncia sin precedentes: se cumplen 50 años de la dimisión de Richard Nixon

Madrid

El expresidente Richard Nixon anunció su renuncia a la presidencia en un discurso a la nación el 8 de agosto de 1974: "Por lo tanto... debo dimitir de la presidencia, con efecto a partir del mediodía de mañana. El vicepresidente Ford prestará juramento como presidente a esa hora, en esta oficina".

Este momento marcó el clímax de una historia que comenzó con una simple noticia publicada el 18 de junio de 1972 en el diario The Washington Post: "Cinco hombres, uno de los cuales afirma ser un antiguo empleado de la CIA, fueron detenidos ayer sábado, a las 2:30 de la madrugada, cuando intentaban llevar a cabo lo que las autoridades han descrito como un plan elaborado para espiar las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en Washington".

Aunque en su momento esta nota pasó desapercibida para la mayoría de los lectores, tuvo un impacto demoledor a pocos metros de la redacción: en el Despacho Oval, la oficina principal del presidente de los Estados Unidos. Para Richard Nixon, este fue el principio del fin.

Los cinco hombres detenidos no eran simples ladrones; se trataba de agentes secretos al servicio del presidente, cuya misión era colocar micrófonos y pinchar los teléfonos de sus rivales demócratas para espiarlos. Nixon lo negó, intentó frenar la catástrofe, pero finalmente se vio obligado a ceder.

'Los fontaneros de la Casa Blanca', la serie sobre los chapuzas que montaron el Watergate

"Nunca he sido un cobarde, y no tenía la intención de dejar el cargo antes de finalizar mi mandato", declaró Nixon, mientras intentaba comprar el silencio de los implicados y evadir su responsabilidad, lo que finalmente acabó por arrastrarlo hacia su caída. Uno de sus biógrafos explicó que Nixon escribió su discurso de renuncia de siete páginas, y se lo entregó a sus colaboradores con una nota en la parte posterior de cada página que decía: "No soy ningún cobarde".

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Así, como si se tratara del guion de una película de espías, comenzó el caso Watergate, un escándalo que llevaría a la primera y única renuncia de un presidente de los Estados Unidos en la historia.