Kiko Narváez y Sergio Camello, los dos ídolos del fútbol olímpico español, juntos en 'Carrusel': "Regalarle la medalla de oro a mi madre fue lo más bonito"

Después de 32 años, la selección española vuelve a subirse a lo más alto del podio en unos Juegos Olímpicos. La última vez fue en Barcelona 92, cuando se impusieron a Polonia por 3 a 2. Lo curioso es que el desarrollo de ambas finales fue muy similar. En los dos casos España empezaba perdiendo, obligándoles a tener que remontar. En los últimos instantes, vieron como les empataban, para acabar venciendo, unos en el tiempo de descuento y los otros en la prórroga, con goles de jugadores del Atlético de Madrid. En los primeros fue obra de Kiko Narváez, y en estos segundos el encargado ha sido Sergio Camello, que aunque ahora milita en el Rayo Vallecano, salió de la cantera colchonera. De hecho, Álvaro Benito ha podido hablar con ambos en Carrusel Deportivo. En el caso de Kiko ha tenido más tiempo para asumir la medalla que consiguió ganar, sin embargo, Camello «todavía no, necesito desviar un poco todo esto, medios, eventos, estar en mi barrio, estar tranquilo y bueno ahí es cuando realmente me daré cuenta de todo lo que hemos armado», aunque eso no ha evitado que no lo hayan celebrado como se merece: «Ha habido fiesta, nos la merecíamos. Han sido 30 años, hemos hecho algo histórico, nos merecíamos una fiesta, después de 40 días también que tenemos 23 años y llevábamos aquí 40 días en cautividad». Sus dos goles en la prórroga han hecho que todo el mundo quiera hablar con él, aunque «no he cogido el móvil, es imposible. De verdad ahora parece que estoy optando hasta al balón de oro», decía Camello, pero con quien sí lo hizo fue con su familia que «estuvo allí, pude hablar con uno de los mejores colegas de mi barrio, intenté un poco contestar a los de toda la vida, pero me es imposible», añadía. Con quien sí pudo hablar fue con Kiko Narváez, al que le agradeció el poder estar ahí con él. Entre ellos comentaban las buenas sensaciones que transmitía Camello nada más entrar desde el banquillo, y es que como le decía: «los primeros toques de balón son los que determinan el partido. Cuando te sientes cómodo y cuando te ves en un escenario obviamente eres importante», a eso añadía también que «ves que haces los primeros controles bien y entonces ya te ofreces a todas. Ves que tienes ese puntito de confianza». Kiko también quiso recordar sus mejores momentos cuando logró la medalla de oro. Contaba como 15 de sus amigos fueron «en un Ford Escort de entonces que se hace dos mil y pico de kilómetros para ir a verte con la ilusión de un niño», pero el momento más emotivo fue recordando a su madre: «Para mí la gané yo, pero también la ganó mi madre, yo cuando le regale esa medalla fue el regalo más significativo y más bonito». Quien no sabe que va a hacer con su medalla es Camello, que dice ser un «desastre» y que lo más seguro es que acabe enmarcado junto a la camiseta de la final. Eso sí, Kiko le dice que la guarde porque al final, si no haces eso, te acabas «arrepintiendo» y más aún después del partido que han vivido «porque ganarle a Francia, delante de 50000 personas, en la prórroga, de la forma en la que se le ganó eso se tiene que quedar en el recuerdo». Sin duda alguna el futbol español se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia. A pesar de que no fue posible que las chicas de La Selección se hicieran con una medalla, venimos de ser campeones del mundo femenino, de ser campeones de Europa y también campeones en categorías inferiores. Kiko hace merecedor de este éxito a Luis de la Fuente y a Santi Denia, y dice que «a día de hoy es innegociable que estos triunfos de la selección española es por el buen trabajo que se está haciendo desde las categorías inferiores».

París 2024

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