"Puigdemont se ha convertido en un meme", la opinión de Rodrigo Terrasa sobre la huida del expresident

Madrid

España se ha llevado la medalla de oro de la parodia tras el espectáculo del pasado jueves en Barcelona. Mientras casi todo el país está de vacaciones, la vida política no descansa. Así lo explica Iñigo de Barrón, en A vivir que son dos días: "El objetivo de Puigdemont era claramente contrarrestar el relato de que se pasaba página y que se iba a acabar con todo lo que fue la protesta de independentismo de 2017. Él venía a reivindicar ese mundo que ahora está de capa caída y lo hizo siendo objetivo fenomenal, podía haber acabado detenido y haber sido un protagonista efímero y perdedor, pero acabó con un espectáculo público y encima se escapó. En ese sentido si tiene éxito de escena, aunque al final no consiguiera nada ni cambiar el pleno de investidura. Y está demostrando que es capaz de irse con mucho protagonismo, mucho más de lo que quizás tenga en la propias urnas".

Rodrigo Terrasa insiste en que el expresident "no consigue nada más allá de montar un espectáculo. En los años del 'procés' en Cataluña tenías la sensación de que aquello era de una trascendencia histórica brutal y que Puigdemont se había convertido en un líder casi mesiánico capaz de cambiar la historia de Cataluña, y hoy se ha convertido en un meme (...) Se rompe el eje de independistas contra no independistas de la última década y él ha venido, ha desaparecido, y más allá de convertirse en un chiste, creo que no tiene más relevancia sobre la actualidad. Se hace un daño a sí mismo brutal, a la imagen de Puigdemont y todo lo que significó y un daño terrible a las instituciones de Cataluña, a los Mossos, los más perjudicados y al propio conseller de Interior, pero no creo le haga un daño especialmente dura a Pedro Sánchez, el escenario para él es perfecto: Illa investido y él se ha marchado sin que lo tengan que detener y sin que se ponga en peligro la legislatura".

A Sergio Fanjul le recuerda a otro momento de la política española "al episodio de Santiago Carrillo, que durante la transición volvió a España con la peluca, como el novio de Ayuso. Las pelucas están ahí en la vida política española". Además, destaca que con "este circo el correlato humorístico ha eclipsado al político. Y cede el foco a otro de los protagonistas, aunque pasara más desapercibido la figura de Salvador Illa se ha visto engrandecida por parecer un hombre mucho más sensato en comparación con este espectáculo que algunos también describieron como trumpista".