El medallero geopolítico: de la fuerza de China al anonimato de Rusia
El reparto de las medallas en los Juegos Olímpicos de París da pistas sobre los movimientos políticos en todo el mundo. Si China hubiera sumado los oros de Taipei y Hong Kong habría conseguido vencer a Estados Unidos en el medallero
Estados Unidos y China mantienen varios pulsos: el liderazgo económico mundial, ser el país más influyente en las corrientes geopolíticas, el estatus de Taiwán, la carrera por la superioridad tecnológica... y ser el país que lidere el medallero de los Juegos Olímpicos. La lucha entre las dos potencias, con Rusia fuera de la carrera por las sanciones del Comité Olímpico Internacional, es encarnizada desde el inicio del siglo y, sobre todo, después de que el gigante asiático derrotara a los estadounidenses en los Juegos organizados en Pekín. París ha sido el último capítulo de esta pelea por la supremacía global con la victoria in extremis de Estados Unidos gracias al oro conseguido el último día por su equipo de baloncesto femenino.
Rusia se ha quedado fuera en esta ocasión de esa pelea por el liderazgo deportivo planetario que antes era a tres bandas. El hecho de que Rusia no haya podido competir de modo oficial ha llevado prácticamente al anonimato a los participantes nacidos en este país, que han competido bajo la etiqueta de "atletas internacionales neutrales". Considerados parias por Moscú, estos atletas, que debían demostrar previamente que no tenían vínculos con el ejército ruso, con la todopoderosa maquinaria deportiva del CSKA, han conseguido una medalla de oro en gimnasia, cuatro platas y un bronce que no han tenido publicidad alguna.
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Francia sale reforzada en el tablero europeo. En competencia constante con Alemania para ser el líder continental, los franceses han organizado unos Juegos en los que no ha habido que lamentar incidentes de seguridad y en los que París ha sido la gran protagonista, el escenario visible en casi todas las disciplinas. Y, además, Francia ha sido el país europeo con más medallas.
Ser grande no es sinónimo de éxito
Los Juegos Olímpicos son una buena manera de comprobar la importancia que algunos países dan al deporte para reivindicarse independientemente de su población. Como ejemplo están las 13 medallas de Uzbekistán, con 35 millones de habitantes, frente a las 6 de Sudáfrica o las 3 de Argentina, países con más población.
En plena tensión con China, Taiwán y Hong Kong aprovechan los Juegos Olímpicos como plataforma para obtener visibilidad. La delegación de Taipei ha logrado 7 medallas y la de Hong Kong 4. Curiosamente los cuatro oros conseguidos entre ambas habrían significado la victoria de China en el medallero.
Y mención aparte merece el Equipo Olímpico de Refugiados. Una delegación conformada por personas que han tenido que huir de sus respectivos países, de Siria a Afganistán, y que ha conseguido por primera vez una medalla olímpica. Ya hace unos meses nos contaba en la SER la delegada de este equipo que obtener un trofeo era el objetivo fundamental en París 2024. Y el sueño lo ha hecho realidad el bronce de Cindy Ngamba, una boxeadora que huyó de Camerún por ser homosexual.
Cuba ha obtenido nueve medallas, su peor resultado en 60 años. Una decepción para la delegación caribeña que es mayor si se comprueba que sus resultados hubieran sido mucho mejores si hubieran podido sumar los trofeos obtenidos por deportistas nacidos en la isla que se han visto obligados a competir bajo otras banderas. El mayor ejemplo es el podio del triple salto masculino, copado por tres deportistas de origen cubano que representaban a España, Portugal e Italia respectivamente.
Santa Lucía, Dominica, Cabo Verde y Albania han estrenado además su medallero en estos Juegos por primera vez en su historia.
Discusión pública en Polonia
El resultado de unos Juegos Olímpicos marca la imagen de un país frente al mundo, y para quienes no han salido tan bien parados como esperaban de París 2024 esto conlleva incluso una discusión pública entre instituciones. Es el caso por ejemplo de Polonia, que se lleva 10 medallas de los Juegos, sólo una de oro, en lo que supone el peor resultado del país desde 1956.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha criticado públicamente el estado del deporte de alto nivel en su país y ha recordado que el Comité Olímpico y las federaciones reciben dinero público y que los resultados, por ello, han de ser mejores. El presidente del Comité Olímpico polaco por su parte le ha respondido culpando al Gobierno de no prestar ayuda suficiente a sus deportistas.
En distintos países de América Latina también se revisan los resultados con preocupación, ya que sólo México ha logrado mejorar sus resultados respecto a los Juegos de Tokio. La prensa argentina critica duramente este lunes la falta de infraestructuras y de una política deportiva a largo plazo, mientras que el Comité Olímpico de Colombia ha confirmado que va a revisar cada federación para analizar qué mejoras se necesitan.
Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó...