La oposición ha llamado a los venezolanos a salir este sábado a las calles. El chavismo también llama a salir mañana a las calles. Lula y Petro han sugerido que se repitan las elecciones en Venezuela. María Corina Machado contesta que esa no es la solución. Es un argumento lógico: «¿Es que lo que se votó no vale?» Lo que corresponde aclarar al gobierno es lo que se votó, porque el comité electoral -controlado por el chavismo- dio un dato la noche de las elecciones y nada más. Por otras razones, Nicolás Maduro ha rechazado también la idea de Lula y de Petro. Venezuela tiene un presidente que dice que ha ganado las elecciones, pero se niega a enseñar las actas. La oposición ha enseñado y publicado las actas que ha logrado recabar y que, según ellos, les dan la victoria. A Maduro le ha pedido que enseñe las actas la oposición. Se lo han pedido los gobiernos de Colombia, México, Brasil y Chile; de izquierdas. Se lo ha pedido la Unión Europea. Va ya muy tarde. El centro Carter ha concluido que las elecciones no pueden considerarse democráticas. El panel de expertos de la ONU advierte de que ha faltado transparencia. Cuando se hicieron públicas esas conclusiones, el presidente del parlamento venezolano reaccionó así. La ONU es basura: lo que se parece, por cierto, a lo que otros dicen de la ONU en otros lugares. La oposición -una de cuyas líderes está escondida porque teme por su vida- denuncia que se han multiplicado las detenciones. La ONG Foro Penal asegura haber confirmado más de 1.400 encarcelados. Entre ellos, 118 adolescentes de entre 13 y 17 años. Maduro ha pedido a los ciudadanos que delaten a quienes consideren traidores. Se quiera ver o no y llegados a este punto, parece claro que esto no tiene que ver con ideologías o preferencias. Pedir garantías, transparencia y democracia no es ponerse de parte. Ponerse de parte, en todo caso, será callar o mirar hacia otro lado.