Lara Contreras: "Pobreza en verano significa que estás en tu casa hacinada sin aire acondicionado"
1 de cada 3 menores en España está en riesgo de exclusión social, brecha que se aumenta en verano por la falta de cuidados
Sentido Crítico | Pobreza infantil, migraciones y verano
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Madrid
21 días seguidos ha estado España en alerta por altas temperaturas durante este verano. Con cuatro olas de calor en lo que llevamos de periodo estival, expertos en climatología reclaman adaptar los criterios de medición ante veranos tórridos y bochornosos. En este contexto, las diferencias entre clases sociales se agravan y la brecha aumenta en las clases más empobrecidas. Los menores, acompañados y no acompañados, de los cuales más de un 30% vive en riesgo de exclusión social, son el principal problema al no tener una buena atención, falta de cuidados, peor alimentación o menor descanso que sus compañeros.
Lara Contreras es directora de Influencia, Programas y Alianzas de Unicef en España y una de las voces críticas ante la desprotección de los menores. En verano, recalca, el problema se agrava: "Pobreza en verano significa que estás en tu casa hacinada, con otras familias, viviendo 9, 10 o 20 personas, donde no hay aire acondicionado y no pueden salir a la calle o ir a una piscina. Por supuesto, no se pueden ir de vacaciones y no están alimentados, con el impacto que tiene en su salud." La pobreza infantil se está cronificando, es hereditaria. La estrecha relación que guarda con la familia hace que sea más difícil definir "pobreza infantil", pues es su vinculación a la escasez económica de los padres, que deriva en un bajo nivel de estudios, peor condiciones de vida y dificultades de acceso culturales a los hijos es innegable.
En España, los planes de medidas antipobreza no han funcionado. No en el corto plazo, como afirma Lara Contreras, que todavía observa como, no solo no se ha reducido el porcentaje de pobreza sino que ha aumentado progresivamente. La directora piensa que una prestación por crianza universal para todos los menores sería un punto de partida para tratar el problema, pero centrándose en las familias más vulnerables como las monoparentales, gitanas o los niños y niñas migrantes.
Unicef afirma que hemos pasado de cinco olas de calor en los años 60 a cerca de catorce en el último lustro. El aumento de las migraciones en la ruta canaria, aumentada ahora por la población de Malí que procede de Mauritania, muchos de ellos refugiados, ha sobrepasado sustancialmente el número de niños que tienen plaza en los centros de acogida y el calor empeora el estado en el que viven. Lara pone los datos y critica la politización del mensaje, en especial con el caso de Lamine Yamal que rellenó telediarios como historia de superación: "En Canarias, con plazas para 2000 niños. hay 6000 niños. En un verano con más olas de calor no tienen las condiciones adecuadas para el día a día y no se está buscando una solución mirando al niño."
El calor: un engranaje más de la pobreza cronificada
Las consecuencias a medio plazo en la educación son desalentadoras. Los niños más pobres que pasan los veranos en lugares con más calor y con un índice de contaminación mayor, vuelven a la escuela con menos descanso y con peor nutrición, lo que determina su rendimiento, sus resultados y vuelve a iniciarse el bucle de la pobreza cronificada. Una situación mucho peor en territorios en conflicto o en países en vías de desarrollo.
En materia de salud mental, los niños y niñas que viven veranos en condiciones de pobreza son más vulnerables a problemas de autoestima. Al ya acusado estrés térmico, el retorno a la escuela hace que se generen comparaciones entre aquellos que sí han tenido un descanso más prolongado, con vacaciones o posibilidad de ir a piscinas mientras que aquellos que han carecido de estos se encuentran en condiciones de peor higiene y menores experiencias. Nace así la exclusión y una percepción negativa de uno mismo, una imagen agravada por las redes sociales.
España despedirá este verano con un 80% de menores viviendo en zonas donde han aumentado las olas de calor. Lo hará en medio de una crisis migratoria que vuelve a llenar portadas, como cada verano. En septiembre, muchos de los menores volverán al colegio con mayor o menor verano donde se sientan las bases de la desigualdad que cada vez es mayor en nuestro país.