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Sociedad

Doggerland, la Atlántida del norte de Europa que sumergió el cambio climático

La crisis climática producida por los seres humanos acelera exponencialmente las catástrofes del pasado

Doggerland, la Atlántida del norte de Europa que hundió el cambio climático

Madrid

La pequeña edad de hielo dejó en Europa dos grandes consecuencias para la cultura: los violines de Cremona hechos con las mejores maderas del siglo XVII y los paisajes helados de los grandes pintores flamencos, algunos como Pieter Brueghel y su Los cazadores en la nieve. Dos resultados para el arte en una de las épocas que, tras el aumento de las temperaturas, trajo mayor nivel de hambruna y guerras. La humanidad ya ha vivido varios cambios del clima pero nunca los ha adelantado y aumentado vertiginosamente, como está sucediendo ahora.

En España, hemos vivido un junio ligeramente más frío de lo que venimos sufriendo. Este argumento ha sido utilizado por grupos de negacionistas del cambio climático poniendo en duda las evidencias de un aumento de temperatura exponencial en el planeta. Santiago Giralt, geólogo y director del Instituto de Geociencias de Barcelona del CSIC, no ve ninguna coherencia en estas afirmaciones: "Si hacemos el promedio de toda la Tierra nos damos cuenta de que la temperatura está subiendo. No porque estemos en un momento más frío quiere decir que toda la Tierra lo tenga". Sin ir más lejos, el pasado enero el observatorio Copernicus alertó de que la temperatura había superado los 1,66 grados por encima del promedio del nivel preindustrial.

En Banderas Rojas, repasamos catástrofes y cambios de otras transiciones del clima. Algunos ejemplos como los de las Islas Británicas, que miles de años antes eran una península que conectaba con el continente europeo a través de un territorio conocido como Doggerland. El aumento de la radiación solar provocó que se fundieran los polos y el nivel del mar aumentó 120 metros en 10.000 años. Un proceso geológico excepcional pero que a escala humana parece lejano.

No es lejano Panamá. Allí, grupos de indígenas ya han sido desplazados hacia el continente donde hacía décadas que no se encontraban porque las condiciones de sus islas eran inhabitables. El gobierno panameño reclama, ya, que se afiancen las bases para aplicar el Acuerdo de París, en un claro ejemplo de apresurar respuestas ante la crisis climática.

El derretimiento de los polos no enfriará el planeta

El actual incremento de las temperaturas está fundiendo más agua del Ártico de la que se debería fundir. Para muchos, esto puede significar una esperanza porque terminarían desembocando en la Gran Corriente, una corriente de agua en el Atlántico que tiende a traer más calor, y enfriaría las temperaturas. Sergio Giralt advierte de que esto no sucederá por el altísimo nivel de dióxido de carbono que se está expulsando a la atmósfera: "El aumento de dióxido de carbono es tan enorme, tan exponencial, que el descenso de temperaturas por la fusión del hielo no sería nada en comparación con lo que estamos haciendo. Yo no quiero ni imaginar el futuro".

La sequía protagoniza otro drama ecológico en lugares en las que es imprescindible. La Amazonia ha vivido sequías problemáticas que han tenido efectos directos adversos en el terreno, principalmente con la pérdida de biodiversidad. La selva del Amazonas no se nutre principalmente de agua de lluvia, pero existe un engranaje completo en el que su ausencia destruiría completamente el territorio, como explica Encarni Montoya, investigadora en paleoecología también en el Instituto de Geociencias de Barcelona: "Hasta el 50% de la precipitación que se produce es producida por los árboles y se llama precipitación reciclada. El agua que llega desde los océanos es absorbida por los árboles y, a través de procesos de evapotraspiración (una especia de sudoración de los árboles), el agua sale de nuevo a los árboles y se vuelve a precipitar". Esto forma una cadena, conocidos como "ríos aéreos" que nutre no solo el terreno selvático sino también otros espacios cercanos. La pérdida del Amazonas traería consecuencias a nivel planetario.

Errores en las estrategias de comunicación

El término "propiedad difusa" es el que elige Santiago Giralt para explicar el problema de comunicación y de acción que la crisis climática vive actualmente. Es un problema de todos pero precisamente que no existan límites para cada responsabilidad hace que se diluya la acción contra él. Encarni explica que es un problema de escalas. El ser humano está adaptado a entender el presente y el aquí. Las escalas espaciales, como hablar del Amazonas, no funcionan, pero tampoco acercando el problema encontramos una solución.

España es un país costero y con ello el riesgo de desaparición de territorio por la subida del nivel del mar. Las consecuencias del cambio climático ya están presentes en nuestros días, pero aparecen esporádicamente: "Ha habido DANAS o inundaciones, pero nadie se ha despertado con una subida de 3 metros del nivel del mar y va a tener que vivir así para siempre. La pronósticos alejados del tiempo han sido también un problema de comunicación de la comunidad científica", explica Encarni.

El futuro estará marcado en su totalidad por el cambio climático. Las condiciones de muchos lugares son (y serán) totalmente inhabitables para la vida humana por las dificultades en la agricultura o ganadería. La ONU no reconoce el término refugiado climático pero afirma que, tras desastres naturales, se produce un aumento significativo del número de migrantes de ese lugar. El cambio climático, que tendrá influencia en las nuevas rutas migratorias, es más exponencial que el que ya vivió la humanidad de manera natural. Ya vivimos sus consecuencias.