Una sanidad en mínimos y desplazamientos internos: por qué la República Democrática del Congo es el epicentro de la expansión de la viruela del mono

Tanto expertos científicos como organizaciones humanitarias llevan años advirtiendo del impacto de la viruela del mono en la República Democrática del Congo, pero es el momento actual, después de que la Organización Mundial de la Salud haya decretado una emergencia mundial, cuando el foco global se pone en por qué este país es el epicentro de la expansión del virus.

En la República Democrática del Congo se han unido en los últimos años varias catástrofes sanitarias que, sumadas a la inestabilidad política, la amplía cantidad de gente joven y que la pobreza afecta a más de la mitad de la población han dejado a este país prácticamente indefenso frente a otra nueva embestida sanitaria. Los hospitales apenas están operativos después del impacto del ébola en 2018, del COVID en 2020 o del cólera en 2023, y en el caso de la viruela del mono algunas unidades hospitalarias han recibido a un 4000% más de pacientes de los que son capaces de atender.

"Todos los aspectos de respuesta a esta epidemia sufren de grandes carencias", nos cuenta el epidemiólogo Ignacio Carrión, de Médicos sin Fronteras, "empezando por la falta de vacunas. Hay una vacuna que protege, pero este país no la tiene", lamenta. La enfermedad es reconocida como endémica en 11 de las 26 provincias del país, es decir, su presencia es permanente en esos territorios, pero también hay casos en otras 12. En 2023 murieron 654 personas y se detectaron más de 14.000 casos, y en lo que llevamos de 2024 la situación es peor, ya que se han notificado ya más de 15.600 casos sospechosos y han fallecido hasta el momento 548 pacientes. No hay vacunas y este país cuenta con 99 millones de habitantes.

Necesitamos aproximadamente tres millones de dosis de vacuna y eso cuesta cientos de millones de dólares

—  Roger Samuel Kamba, ministro de Salud de la República Democrática del Congo

En las recomendaciones de viaje a ese país que hay en la web del Ministerio de Exteriores de España, donde se desaconseja cualquier tipo de viaje a la República Democrática del Congo, se pide evitar acceder a los hospitales del país por no ofrecer "las mínimas garantías" y establecen como única excepción algunos centros sanitarios de Kinshasa, la capital, ya que "en algunos hay personal médico de nacionalidad española".

Según Médicos sin Fronteras, además en algunas comunidades se vincula la enfermedad con prácticas místicas o de brujería, lo que dificulta la labor de los sanitarios. Que el principal método de transmisión sean las relaciones sexuales genera también un estigma social que hace esa acción más complicada.

Expansión por los movimientos de población

A las carencias derivadas de un sistema sanitario que no puede absorber las necesidades de su población se suman los amplios desplazamientos de la misma por el territorio del undécimo país más grande del mundo. Cerca de 7 millones de personas están desplazados dentro del propio país y otro millón ha salido a países vecinos.

"Se está hablando mucho del riesgo de que esto llegue a Europa, pero ya hay miles de personas sufriendo por la enfermedad sin tratamiento adecuado", recuerda el doctor Carrión, que añade que faltan recursos para detectar casos y hacer labores de prevención.

Estos desplazamientos se ven forzados por la pobreza y la violencia. El llamado Movimiento 23 de Marzo mantiene desde hace años un conflicto armado con el gobierno congoleño que se ha recrudecido desde 2022 con el respaldo que además este grupo militar recibe por parte de Ruanda.