Vacaciones sin colonizar
"Ese turista-cliente que patalea como un niñato malcriado porque no puede ejercer poder"
El cañón de luz con Alana S. Portero | Vacaciones sin colonizar
Madrid
"¿Dónde solías pasar los veranos cuando eras pequeña y adolescente? Mi familia solía pasarlos en dos sitios, alternando años, unos veranos en un camping de La Vera, en Cáceres y otros en Villajoyosa, Alicante. Nuestros veranos eran familiares, compartidos con tíos, tías, primos y primas, de esos de ocupar las habitaciones con un montón de gente en cada una. De ambos lugares tengo bonitos recuerdos, bañarse en el río o en la playa, paellas, paseos marítimos, nada del otro mundo, vacaciones tranquilas y agradables. Un año fui con mis padres y mi hermano a Galicia, la primera vez que fuimos solamente el núcleo familiar, nos alojamos en Ribeira, visitamos un montón de pueblos, comimos como si nos lo fueran a prohibir y alucinamos con paisajes que la primera vez que los ves, cuando llegas desde la meseta, te dejan con la boca abierta."
"¿Qué es lo que nos molesta del turismo colonizador? Que trata de plegar las ciudades, pueblos y aldeas que visita a su experiencia, necesidad y capricho. Que le da lo mismo entender el ritmo, la costumbre y la comodidad de sus anfitriones, es ese turista-cliente que se cree con derecho a protestar porque las cosas no se hacen como se las había imaginado y no se ajustan a una experiencia que no existe más que en su expectativa y patalea como un niñato malcriado porque no puede ejercer poder. Es alguien que quiere llevarse su vida de vacaciones pero que las obligaciones las cargue quien le recibe en su tierra. La familia de clase obrera que se lleva el bocadillo a la playa, que ajusta su consumo a lo que puede, que tiene tanto derecho a bañarse en el mar como cualquiera, porque el mar no es de nadie, no es el problema. Y quien lo vea así, pone a su tierra como excusa para ser clasista."
"¿Sabes quién es mi ejemplo de buenas prácticas vacacionales? Mi padre. Nadie me ha enseñado mejor que él a desenvolverme en casa ajena. Mi padre, durante las vacaciones, no solo ha sido siempre un visitante agradecido, si no que se ha interesado por quienes vivían allí, con su facilidad de hombre bueno para hablar con todo el mundo, respetar a quien tiene delante y hacerse querer. Una imagen con la que quiero dejaros es la de mi familia en el último día de nuestras vacaciones, de la gente despidiéndose de mi padre como quien se despide de un amigo, llamándole por su nombre incluidos los niños, e invitándole a volver pronto. Ante la duda, si no sabéis cómo comportaros de viaje, sed como mi padre."