Un "marcapasos cerebral inteligente" reduce a la mitad los síntomas del Parkinson
Este implante, personalizado y autoajustable, ha logrado reducir drásticamente los síntomas de cuatro enfermos de Parkinson
Un nuevo dispositivo eléctrico, que se ha implantado en varios pacientes de Parkinson, ha conseguido ya reducir, a la mitad, los síntomas de esta enfermedad, como los temblores. Además, esta especie de "marcapasos cerebral" también ha logrado ya disminuir el insomnio que suelen padecer también este tipo de pacientes.
Son los resultados esperanzadores de dos ensayos clínicos que han realizado científicos de la Universidad de California y que publica la revista Nature.
Esta nueva tecnología se llama “Estimulación Cerebral Profunda Adaptativa” y utiliza la Inteligencia Artificial para vigilar la actividad cerebral de un enfermo de Parkinson y así poder mejorar los síntomas de esta enfermedad neuro degenerativa. Cuando los detecta, interviene con pulsos de electricidad calibrados con precisión.
Es la primera vez que se ha demostrado que una tecnología de implante cerebral de circuito cerrado funciona en pacientes con Parkinson mientras realizan sus actividades cotidianas. El Parkinson afecta a unos 10 millones de personas en todo el mundo.
Funcionamiento inteligente
Esta terapia complementa a los medicamentos que toman los pacientes de Parkinson para controlar sus síntomas y funciona así: da menos estimulación cuando el fármaco está activo, para evitar el exceso de movimientos, y más estimulación cuando el fármaco deja de hacer efecto, para prevenir la rigidez.
El dispositivo capta señales cerebrales para crear un mecanismo de retroalimentación continua que puede reducir los síntomas a medida que surgen.
Además, los usuarios pueden salir del modo adaptativo o apagar el tratamiento por completo con un dispositivo portátil.
Para el primer estudio, los investigadores llevaron a cabo un ensayo clínico con cuatro pacientes.
"Este es el futuro de la estimulación cerebral profunda para la enfermedad de Parkinson", explica Philip Starr, codirector de la Clínica de Trastornos del Movimiento de la Universidad de California en San Francisco.
El profesor Starr lleva más de una década sentando las bases de esta tecnología. En 2013, desarrolló una forma de detectar y registrar los ritmos cerebrales anormales que se asocian a esta enfermedad.
Pero sólo recientemente se dispone ya de las herramientas adecuadas para permitir que las personas las utilicen a largo plazo en sus hogares.
Población afectada
Esta enfermedad se origina por la pérdida de neuronas productoras de dopamina en regiones profundas del cerebro, que son responsables de controlar el movimiento.
La falta de esas células también puede causar síntomas no motores, que afectan el estado de ánimo, la motivación y el sueño.
El tratamiento suele comenzar con levodopa, un fármaco que reemplaza la dopamina que estas células ya no pueden producir.
Sin embargo, el exceso de dopamina en el cerebro cuando el fármaco hace efecto puede provocar movimientos incontrolados, llamados discinesia.
Además, a medida que el medicamento deja de hacer efecto, vuelven a aparecer temblores y rigidez.
Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...