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En España ya ha habido importantes condenas por difundir bulos en redes sociales: Marc Amorós recuerda estas tres sentencias

El periodista experto en desinformación ha reflexionado sobre este problema en una semana marcada por los bulos

Marc Amorós desmonta algunos de los bulos de esta semana

Marc Amorós desmonta algunos de los bulos de esta semana

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Madrid

La distribución de bulos en las redes sociales es un problema cada vez más recurrente y que esta semana ha vuelto a colocarse en el centro del debate tras lo sucedido en el crimen de Mateo, un menor de 11 años asesinado en Mocejón (Toledo). Antes de conocerse que el asesino era español, un sector en redes vinculó este caso con los menores extranjeros no acompañados, algo totalmente falso. Marc Amorós sabe bien los peligros de la desinformación. El periodista es experto en esta materia y analiza el impacto de esta realidad, cada vez más extendida en redes sociales y agravada por el uso de la inteligencia artificial, en sus dos libros: ¿Por qué las fake news nos joden la vida? y Fake news, la verdad de las noticias falsas. Sobre ello, ha hablado este viernes en La Ventana.

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El caso de Mocejón ha provocado que la Fiscalía se haya puesto manos a la obra. El fiscal de Sala de la Unidad de delitos de odio de la Fiscalía General del Estado, Miguel Ángel Aguilar, confirmaba que la institución en Hoy por Hoy iba a estudiar los mensajes en redes contra menores no acompañados y, sobre todo, reflexionar sobre qué se puede hacer para frenar este tipo de situaciones, cada vez más incontrolables. Aguilar lamentaba que "las informaciones falsas, en determinados casos buscan señalar, estigmatizar, a personas migrantes para despertar sentimiento de rechazo de la población hacia ellas" y, por ello, proponía, como posible solución, que las redes dejaran de ser anónimas y que se pudieran impartir órdenes de alejamiento para las personas provocantes de estas mentiras.

En este sentido, Amorós recuerda que en España ya hay tres precedentes de fallos judiciales precisamente por estos motivos. La primera fue en noviembre del 2022 contra una persona que difundió "un bulo racista", en concreto, lo que hizo fue propagar un vídeo en el que se veía un hombre agredir de forma brutal a una mujer. "Se le veía dándole 15 puñetazos y siete patadas en la cabeza. El condenado difundió el vídeo afirmando que el agresor era un menor inmigrante de origen marroquí y lo relacionó con unos incidentes que se habían producido en Canet de Mar en una localidad cercana a Barcelona", recuerda Amorós. Sin embargo, todo era mentira: el vídeo fue grabado años antes en China. En este caso, la condena fueron 15 meses de prisión, una inhabilitación y la prohibición de utilizar sus redes sociales y de abrir nuevos perfiles durante dos años en todas las plataformas.

La segunda condena sucedió también en 2022 y la afectada fue una influencer por un delito contra la integridad moral. Ella subió un vídeo en el que se veía una persona sin hogar y a un individuo que le ofrecía galletas y luego le humillaba porque las galletas tenían pasta de dientes. En esta ocasión, en la sentencia el Supremo le prohibió acceder a su canal de YouTube y también le prohibió abrir nuevos canales durante cinco años, además de una condena de rehabilitación. La tercera fue en abril de 2023. "Una mujer aceptó una condena de un año de cárcel, una multa de 900 euros pero en este caso no hubo ninguna prohibición de uso de sus redes sociales", recuerda Amorós. La sentencia fue de nuevo por un delito de odio, según la justicia, ya que difundió un vídeo en el que se veía una agresión a una profesora y ella dijo que se trataban de menores inmigrantes en un centro de acogida en España, pero era falso porque las imágenes del vídeo se grabaron en Brasil.

Las redes podrían hacer más

El experto, junto al resto de colaboradores del programa, ha reflexionado sobre lo que podrían hacer las propias plataformas para frenar tal desinformación, algo que considera complicado de aplicar. "Las plataformas tecnológicas huyen de ser catalogadas como medios de comunicación, huyen de tener una ética periodística que regule los mensajes que se publican y se amparan la libertad de expresión de todo el mundo. Ellos simplemente dicen que son un canal de transmisión", apostilla.

A su juicio, tampoco ha ayudado, por ejemplo, el cambio de titularidad de la red social X, antes conocida como Twitter, que con sus anteriores propietarios llegaron a hacer acciones contra estos bulos e incluso suspendieron la cuenta a personalidades como Donald Trump por estos motivos. Sin embargo, su nuevo dueño, Elon Musk, presume precisamente de lo contrario, de capitanear una plataforma que no tiene "limitaciones".

Miguel Ángel Aguilar, fiscal de Sala de la Unidad de delitos de odio de la Fiscalía: &quot;Sería interesante que los usuarios estuvieran identificados&quot;

Miguel Ángel Aguilar, fiscal de Sala de la Unidad de delitos de odio de la Fiscalía: "Sería interesante que los usuarios estuvieran identificados"

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