España lidera la sobrecualificación en la UE y las mujeres son las que más lo sufren: "Hay un doble sesgo de desigualdad"
Uno de los grandes desequilibrios en el ámbito laboral, dónde la formación y la demanda no avanzan por igual
España lidera la sobrecualificación en la UE y las mujeres son las que más lo sufren
La sobrecualificación es el hecho de que una persona tenga habilidades y educación superiores a las requeridas para un empleo. Este escenario supone un gran desafío en la parte económica y social. Los jóvenes son los más afectados, ya que se forman en exceso a falta de encontrar un trabajo digno. Iván Fernández, profesor de la Universidad de La Rioja, indica que "esa inversión que efectúan los países, las personas y las comunidades en formación universitaria, si no es aprovechada, es un desperdicio". Además, resalta cómo esto refleja la eficacia del sistema educativo de los distintos sitios.
Este desajuste es uno de los principales problemas del mercado laboral. En este caso, España es líder de la Unión Europea en empleados sobrecualificados con un 35,9%. En cuanto al género y las diferentes ramas de estudios, los datos varían. Iván Fernández sostiene que hay claras desigualdades, "especialmente en las áreas técnicas" como son Ciencia, Tecnología, Ingeniería, o Matemáticas.
Cerca del 20% de los titulados en estos grados son mujeres, es decir, una minoría femenina importante. Por ello, destaca el "doble sesgo de desigualdad". Por un lado, la dificultad de la mujer en llegar a puestos dónde las ganancias económicas sean las adecuadas, y, por otra parte, en estos campos de estudios más técnicos siguen siendo pocas las que lo estudian.
A estos desequilibrios se añade que el 75% de los egresados en 2015 y 2016 no estuvieron dados de alta en la Seguridad Social hasta 2020. Continúa aumentando el número de estudiantes, sobre todo universitarios, pero el trabajo que se sigue ofertando no se ajusta adecuadamente con los conocimientos previos que estos tienen. De modo que, el modelo productivo y los requisitos de formación no avanzan por igual.
Escasa motivación educativa y laboral en los jóvenes
Intentan buscar trabajo de lo que han estudiado, pero se les complica. La urgencia de muchos en encontrar un empleo para poder tener ahorros y vivir dignamente, les lleva a terminar en puestos como la hostelería o atención al cliente. Aunque, incluso buscando aquello que les apasiona, el salario que reciben no les da a la mayoría para una independencia plena. Necesitan ayuda por parte de los padres, becas, etc.
Antes la situación no era tan enrevesada. En los 80 o 90, al acabar una carrera, los estudiantes entraban de manera directa a los puestos de trabajo que se correspondían con sus formaciones. Importaba más las ganas que el nivel de experiencia. Lo que tendría que seguir ocurriendo, a día de hoy se complica.