Por separado y delicadas: el camino de Hamás e Israel hacia unas negociaciones de paz que no llegan a cristalizar

El 7 de octubre de 2023, Hamás llevó a cabo el ataque contra Israel que acabó con la vida de casi 1.200 personas y en el que secuestró a más de 250 israelíes. En respuesta, Israel comenzó una operación militar en la Franja de Gaza que deja ya más de 40.000 palestinos muertos y más de 90.000 heridos. Desde aquel día, ambas partes han negociado - por separado - en multitud de ocasiones para hablar de un posible alto el fuego que permita liberar a los israelíes que aún quedan secuestrados en manos de Hamás y acabar con la muerte de civiles en Gaza. Sin embargo, tan solo uno de esos intentos de negociación fue exitoso.

A finales de noviembre, semanas después del comienzo del conflicto y tras días de negociación mediada, sobre todo por Catar y Egipto, Israel y Hamás acordaron la liberación de 105 israelíes secuestrados y de 240 ciudadanos palestinos encarcelados por Israel, la mayoría, en ambos lados del canje, mujeres, niños y personas vulnerables. Además, durante unos días, menos de una semana, el ataque cesaron en Gaza y la ayuda humanitaria pudo entrar mejor en la Franja.

Desde ese primer y único acuerdo, y a pesar de los intentos de la comunidad internacional, las partes no han conseguido volver a firmar un alto el fuego, que pueda acabar con la dramática situación que vive Gaza (y cada vez más zonas de la región). En estas últimas semanas de agosto, es quizá la vez, en la que más cerca se ha estado de lograr el acuerdo, aunque todo apunta que, de momento, va a seguir sin llegar. Desde ese primer acuerdo hasta este último intento han cambiado varias cosas…

Así han evolucionado los intentos de alto el fuego en Gaza

Una de las variables que más ha cambiado en los últimos meses ha sido la postura de Estados Unidos respecto a las negociaciones de un alto el fuego. En los primeros meses, Estados Unidos mostraba un apoyo férreo a Israel y subrogaba su postura a la escogida por el país hebreo en esta materia. En varias ocasiones, Estados Unidos vetó resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que pedía un alto el fuego. Más tarde, Washington se abstiene de algunas de estas resoluciones, y sigue vetando otras. Finalmente, el 25 de marzo, tras casi seis meses de conflicto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas consigue aprobar una resolución que pide un “alto al fuego inmediato”.

Más tarde, a principios del mes de mayo, los negociadores consiguen que Hamás acepte un acuerdo preliminar de alto el fuego basado en un plan propuesto por Catar y Egipto, un plan que parece que Israel va a aceptar, pero que finalmente Netanyahu rechaza. Días después de fracasar las negociaciones, el ejército israelí finalmente procede a la invasión de Rafah, lugar del sur de la Franja de Gaza al que Israel había pedido que se trasladasen los palestinos tras el inicio de la guerra.

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A finales de mayo, el gobierno de Joe Biden decide presentar un plan de paz de tres fases que, según el presidente de Estados Unidos, cuenta con el respaldo de Israel y comienza a presionar más al gobierno hebreo para que alcancen un acuerdo de paz. Desde entonces ha habido nuevos intentos de negociación en París, Roma, El Cairo o Catar, que no han conseguido fructificar, a pesar de los esfuerzos de los mediadores, especialmente de Catar, Egipto y en estos últimos meses, también Estados Unidos. Si en un primer momento los mayores puntos de desacuerdo entre las partes estaba en el número de rehenes y prisioneros a intercambiar y con qué frecuencia y de qué manera; desde la entrada en escena del acuerdo en tres fases, los mayores escollos han sido la presencia de Israel en la Franja tras la finalización de la tregua, el control de los pasos fronterizos del enclave y en la finalización o no total del conflicto.

Ya en agosto, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunció un viaje a Oriente Próximo para reunirse con los mediadores y con Netanyahu. En Israel aseguró que “esta es posiblemente la última oportunidad para un alto el fuego”, pero tras su visita, Blinken no consiguió su objetivo de cristalizar un acuerdo. Un acuerdo que sigue sin llegar, a pesar de que la semana anterior a la llegada de Blinken a la región, había acabado con “moderado optimismo” por parte de las partes y de los mediadores.

Las diferencias entre las partes

Como hemos visto recientemente con la cuestión de quién controlará el paso fronterizo entre Gaza y Egipto tras un posible acuerdo, en puntos concretos, las posturas de Israel y Hamás están muy alejadas. José Abu Tarabush es profesor de sociología y escritor del libro Gaza: crónica de una Nakba anunciada, explica que, por una parte, “Netanyahu busca una victoria total y la permanente presencia militar israelí en la Franja de Gaza, además de prolongar la guerra para obtener algún tipo de victoria y reflotar políticamente. A su vez, Hamás, rechaza esa permanente presencia israelí en la Franja de Gaza, e intentaría de alguna manera retomar el status quo anterior”.

A esto se le suma que un alto el fuego no parece haber sido una prioridad de Netanyahu, cuenta José “no parece que un alto el fuego, que pusiera fin a esta crisis y diera lugar a la liberación de los rehenes israelíes, haya sido una prioridad para el Gobierno de Netanyahu; menos aún lograr un alto el fuego de manera permanente”. De hecho, el propio Primer Ministro israelí, decía el pasado junio, que él estaba preparado para un alto el fuego parcial, pero no total.

Sobre este acuerdo también están atentos otros actores de la región. Si finalmente esta ronda de negociaciones no tiene éxito, es posible que Irán haga realidad su amenaza de atacar Israel en respuesta a la muerte del número uno de Hamás en su territorio, el pasado 31 de julio, una venganza para la que Teherán parece estar esperando, hasta ver el resultado de las negociaciones.